Desde la firma, el experto Christian Mueller-Glissmann, explica que las ventas exageradas suelen ocurrir de forma frecuente en el mercado, con un denominador común en las últimas ocasiones: todas ellas ocurren por factores de naturaleza global. Y sin duda en ese escenario se encuentran los inversores, a las puertas de un posible Brexit, la falta […]
Dirigentes Digital
| 09 jun 2016
Desde la firma, el experto Christian Mueller-Glissmann, explica que las ventas exageradas suelen ocurrir de forma frecuente en el mercado, con un denominador común en las últimas ocasiones: todas ellas ocurren por factores de naturaleza global. Y sin duda en ese escenario se encuentran los inversores, a las puertas de un posible Brexit, la falta de visibilidad en la política monetaria de la Fed o las elecciones en EEUU.
A su juicio, pese a la caída en los índices de volatilidad, los mercados son ahora más frágiles que nunca. Sobre todo porque la mala noticia es que ya es tarde para protegerse frente a los peligros que acechan. Para la firma, la correlación entre los mercados de renta variable de las distintas regiones ha aumentado considerablemente, con lo que es más complicado para el inversor estadounidense refugiarse diversificando en acciones extranjeras.
Y lo mismo ocurre en renta fija. Para el experto, una asignación de activos tradicionales 60/40 entre acciones y bonos será especialmente negativa en caso de que se produzca el temido sell off en Wall Street, ante la evidencia de que la relación inversa entre acciones y bonos se ha desvanecido en los últimos meses.
De hecho, y según sus cálculos, durante la caída del S&P 500 en agosto de 2015 y principios de 2016, los bonos proporcionan una cobertura menos eficaz para ese tipo de carteras, con rentabilidades negativas del 5%.
En medio de un entorno en el que, según indican, la capacidad del banco central para estimular la economía se cuestiona cada vez más y el crecimiento global y la inflación siguen siendo persistentemente bajos, el pasado mes de mayo los analistas de la firma rebajaron su recomendación sobre las acciones globales a ‘neutral’. En aquel momento, y así lo mantienen todavía, su principal consejo a los inversores fue regresar al efectivo y apostar por la deuda corporativa.