Los inversores siempre están buscando activos con desequilibrio entre rentabilidad/riesgo a favor del primero. Potencial mayor rentabilidad relativa, sobre hipótesis que más adelante pueden o no materializarse. Pero que, a priori, son fiables. O al menos las más fiables. Claro que, conjuntamente con lo anterior, los inversores también buscan activos que reduzcan en lo posible […]
Dirigentes Digital
| 23 sep 2015
Los inversores siempre están buscando activos con desequilibrio entre rentabilidad/riesgo a favor del primero. Potencial mayor rentabilidad relativa, sobre hipótesis que más adelante pueden o no materializarse. Pero que, a priori, son fiables. O al menos las más fiables. Claro que, conjuntamente con lo anterior, los inversores también buscan activos que reduzcan en lo posible el riesgo asumido en su cartera. Especialmente si es demasiado elevado. El oro es en teoría uno de esos activos que te permiten reducir el riesgo de una cartera debido a su menor correlación histórica con las inversiones tradicionales. Pero, ya saben que la teoría en ocasiones no se cumple. Y aunque espero que más tarde o más temprano el oro vuelva a ser un activo refugio frente a la inestabilidad, a corto plazo hay que aceptar que la incertidumbre a futuro y la elevada volatilidad expulsa al inversor del mercado.
De todos los mercados, incluido el del oro.
La conclusión es obvia: la elevada aversión al riesgo actual enfatiza el riesgo de liquidez, al mismo tiempo que se traduce en una elevada correlación entre activos. Una correlación anti natura, pero muy real. Es difícil cuando todo se mueve en paralelo plantearse estrategias que intenten minimizar el riesgo de la cartera. Pero, con ideas claras, sin duda ofrece oportunidades de compra. Aunque los que tienen ideas claras en escenarios tan inestables son minoría. ¿O lo son los que pueden aguantar la inestabilidad en sus bolsillos? Ya saben que los mercados tienen razón, entre otras muchas razones porque son muy pocos los que pueden soportar financieramente llevarles la contraria.
Dicho todo lo anterior, este tipo de mercados llevados a extremo se traducen en situaciones de pánico irracional. Un verdadero sell off provocado por la elevada incertidumbre y acentuado por la escasa liquidez. ¿Les recuerda algo? Tiene muchas semejanzas, inquietantes similitudes con la situación que vivimos durante la Gran Recesión. La diferencia es obvia: ahora la economía mundial crece, incluso a pesar de la desaceleración que sufren las economías en desarrollo. Además, los bancos centrales tienen ahora mucha más experiencia que en 2009 para combatir la desconfianza de los inversores. Algo de esto nos dijo de forma implícita la Fed en su última reunión.
José Luis Martínez Campuzano es Estratega de Citi en España.