"El gran reto para las autoridades chinas es que la mitad del país crece a doble dígito, mientras que la otra mitad no crece en absoluto, lo que hace que la política macroeconómica sea muy difícil de manejar", destaca Mark Tinker, responsable de Framlington Equities (AXA IM) para Asia. Y es que, explica, "aliviar las […]
Dirigentes Digital
| 23 may 2016
"El gran reto para las autoridades chinas es que la mitad del país crece a doble dígito, mientras que la otra mitad no crece en absoluto, lo que hace que la política macroeconómica sea muy difícil de manejar", destaca Mark Tinker, responsable de Framlington Equities (AXA IM) para Asia. Y es que, explica, "aliviar las condiciones de crédito para ayudar a los rezagados significa que los primeros puedan ‘inflar’ una burbuja de crédito". Al mismo tiempo, dejar que la vieja economía colapse demasiado rápido, puede derivar en un malestar social significativo.
Así, "las tensiones entre las dos ‘Chinas’" se ven claramente en el desacuerdo del Gobierno sobre la necesidad de una reforma a largo plazo frente a los estímulos a corto. El conflicto real, detalla, se mantiene realmente entre el Ejecutivo central y los locales, que deben lidiar con las consecuencias del cierre de fábricas o el desempleo. O, como sucede, por ejemplo, entre la Unión Europea (UE) y el Banco Central Europeo (BCE) y las Administraciones de Grecia, Italia o España.
En ambos casos, apunta, "podemos encontrar algo que funciona y algo que no", pero, aconseja, "los inversores deben centrarse en la nueva economía de China, no en la vieja".
¿Y si pasa lo peor? "Las autoridades tienen recursos suficientes para ‘limpiar’ la ‘deuda mala’ de su sistema financiero", afirma tajante Capital Economics. "Incluso si el sector empresarial deja de pagar una cuarta parte de lo que debe y el Ejecutivo tuviera que responder con un rescate bancario, la deuda pública total se mantendría por debajo del 100% del PIB, un nivel alto, pero manejable". Los principales obstáculos para la implementación de un plan de este tipo con éxito, en cualquier caso, "son más políticos que financieros".
Con todo, reconocen llevarlo a cabo "sólo permitiría a las entidades seguir prestando más tiempo, lo que retrasaría la necesaria reasignación de los recursos para sostener un crecimiento económico rápido".
En este sentido, conviene recordar las palabras de Mark Mobius, de Templeton Emerging Markets Group: "Creo que la gente debe recordar que esta es una economía planificada y, en gran medida, se puede diseñar el crecimiento para cumplir objetivos (…) Los chinos son conscientes del riesgo de no tener una economía totalmente de mercado (…) Sin embargo, los indicadores macro que oficiales no son menos exactos que los de otras partes del mundo".
Aunque, Dennis Lim, vicepresidente ejecutivo senior de la firma, reconoce que "la era de crecimientos de doble dígito del gigante asiático probablemente se ha acabado. De cara al futuro, esperamos ver rangos del 4% al 6%". Con todo, por ejemplo, no cree que sea el fin de las grandes inversiones en infraestructuras, pues el país está "muy lejos de la saturación y habrá gasto en ferrocarriles, carreteras y puertos".
Optimistas se muestran también los analistas de ETF Securities pues creen que los indicadores macro señalan un "punto de inflexión", aunque son conscientes de que "la elevada carga de deuda pone de relieve un riesgo inminente". Coinciden con Tinker al apuntar la necesidad de China de "mantener el equilibrio entre su nueva economía de consumo y la desaceleración de la vieja basada en la inversión para frenar el ritmo de la expansión del crédito".