En el mundo animal, muchos progenitores se comen o matan a sus crías para salvaguardar la supervivencia y el desarrollo de la especie. En algunos casos, como los hámsters, los padres se comen a las crías débiles y pequeñas, es un instinto que los hace considerar a éstas incapaces. Los padres saben que, al ser […]
Dirigentes Digital
| 20 jul 2015
En el mundo animal, muchos progenitores se comen o matan a sus crías para salvaguardar la supervivencia y el desarrollo de la especie. En algunos casos, como los hámsters, los padres se comen a las crías débiles y pequeñas, es un instinto que los hace considerar a éstas incapaces. Los padres saben que, al ser tan débiles, no serán capaces de sobrevivir en el futuro frente a los peligros que les rodean. Así se aseguran de que sólo los más fuertes serán los que van a perpetuar la especie.
Los leones, por su parte, también matan a las crías en muchos casos para asegurarse seguir procreando con la madre, en virtud de una manada más fuerte.
En el mundo empresarial ocurre lo mismo. Si ya vimos hace unos meses cómo firmas de la talla de Coca-Cola Iberian Partners presentaba un abrumador programa de crecimiento al mismo tiempo que ejecutaba un ERE, que finalmente anuló el Tribunal Supremo, la empresa de servicios Indra es otro ejemplo de ‘la ley del más fuerte’, o cómo presentar una estrategia de negocio millonaria a costa de abultadísimos EREs.
Las líneas maestras de la compañía, que se ha marcado un plan hasta 2018, busca mejorar la rentabilidad y los flujos de caja, dotando al nuevo equipo directivo de más control sobre los riesgos. El aireado plan estratégico confirmó unos objetivos de ahorros de costes que analistas consideraron ambiciosos, catapultando a los títulos del grupo de informática y defensa hasta un 17% en la bolsa española la semana pasada.
Para conseguir este objetivo, Indra adelgazará su estructura para ahorrarse entre 180 y 200 millones de euros al año, ahorros que provendrán fundamentalmente de un recorte de plantilla próximo a los 2.900 empleos. En el caso de España, los despidos afectarán a unos 1.850 empleados, cerca del 10% de la plantilla doméstica, mientras que en Latinoamérica afectarán a otras 1.000 personas.
En gastos de producción, el objetivo es ahorrar unos 30 millones de euros al año, mientras que busca reducir en entre 20 y 30 millones los sobrecostes y pérdidas en los proyectos.
Con estos tijeretazos, la compañía espera incrementar sus ventas entre el 2,5% y el 4,5% anual y alcanzar un margen de Ebit recurrente sobre ventas de entre el 10% y el 11% en el horizonte del plan, cuando esperan generar flujos de caja libre de unos 200 millones de euros para llevar de 2,5 veces a 1 el ratio de apalancamiento financiero deuda neta/ebitda.
Y los proyectos de la compañía no paran de crecer: Indra se acaba de adjudicar dos contratos para implantar su tecnología en túneles de Portugal e Irán por valor de 7,5 millones de euros, ha informado hoy la empresa en un comunicado.
DIRIGENTES se ha puesto en contacto con Indra para conocer su opinión sobre el malestar de la plantilla y la polémica ‘social’ que puede acarrear esta medida. Les hemos preguntado también si consideran desproporcionado el Expediente de Regulación de Empleo y si no temen que la Justicia tumbe esta estrategia de crecimiento, como ya hizo con Coca-Cola Iberian Partners, pero la compañía nos ha remitido a sus comunicados oficiales, que son públicos en su página web. Sobre el ERE, se justifica así: "Indra quiere recordar que el proceso de Despido Colectivo es una medida inevitable y necesaria que se enmarca en el Plan Estratégico 2015-2018 de la compañía, que incluye un conjunto de líneas estratégicas que tienen como objetivo mejorar sus niveles de competitividad, crecimiento sostenible y rentabilidad".
Pero los sindicatos no aprueban que la compañía crezca a costa de los trabajadores y no parecen haberse quedado de brazos cruzados con la presentación del ERE. Mantendrán un duro proceso de negociación con Indra durante este mes y el próximo. La intención de la firma es indemnizar con 25 días de salario por año con un tope de hasta 14 mensualidades y prejubilaciones para mayores de 59 años.
De hecho, UGT pide directamente que se retire el Expediente, ya que según sostiene el sindicato, no es necesario despedir a ningún trabajador de Indra Sistemas, especialmente en un contexto donde la dirección de la empresa ha aumentado sus emolumentos, donde existe una altísima subcontratación y, especialmente, porque los datos económicos de la empresa no están afectados por los costes laborales de los trabajadores.
La compañía, que está controlada en su mayor parte por el Estado, ya dio entrada a principios de año en su capital a Telefónica. Una maniobra que muchos interpretaron como una manera de salvaguardar la ‘españolidad’ de la empresa, que fabrica entre otros instrumentos material para Defensa y es por tanto un pilar estratégico. Los cambios no se hicieron esperar y el Consejo de la compañía anunció a los pocos días la sustitución del presidente. La llegada de Fernando Abril Martorell supuso un lavado de cara para una compañía en la que el Estado sigue teniendo voz y voto.