Irán ha iniciado las conversaciones con la japonesa Mitsui y la petrolera Total como parte de su plan para conseguir 60.000 millones de dólares, la financiación necesaria para empujar de nuevo su industria petroquímica. Igualmente, también habría iniciado negociaciones con empresas alemanas, italianas y españolas cuyos nombres aún se desconocen.

El objetivo iraní es duplicar la producción de este sector a lo largo de la próxima década. Según ha informado el director general de la petroquímica nacional iraní, Marzieh Shahdaei, la intención de la compañía es aumentar la capacidad de producción hasta las 150 millones de toneladas para el año 2026. Para ello, sería necesario completar 55 proyectos inconclusos y 28 nuevas instalaciones productivas.

De completarse esta expansión, según información de Bloomberg, la petroquímica saudí superaría al segundo mayor fabricante petroquímico del mundo por ventas.

Desde el levantamiento de gran parte de las sanciones internacionales que pesaban sobre Irán, el país trabaja para mejorar y renovar su industria energética. Ya ha recuperado prácticamente los niveles pre-crisis de producción petrolera y ha aumentado su producción de gas natural. Sin embargo, y según Shahdaei, el mantenimiento aún de algunas sanciones estadounidenses, por ejemplo las relativas a las transacciones en dólares, han dificultado culminar algunos proyectos energéticos en el país.

Ya el pasado diciembre, el Gobierno iraní presentó cerca de 60 productos a varios potenciales inversores en un evento en Teherán, entre ellos la mayor petroquímica del mundo, BASF.

La capacidad de producción actual petroquímica en Irán es de 60 millones de toneladas, en torno a un tercio más que el pasado mes de marzo, según Shahdaei. En el último año iraní (terminado el 20 de marzo), la producción de productos petroquímicos del país ascendía a 14.000 millones de dólares, incluyendo 9.400 millones de exportaciones, sobre todo a China y Europa, ha explicado Shahdaei.