Lo que parecía un sueño, se ha convertido en una pesadilla para la presidenta brasileña Dilma Rouseff. Ya cuando se eligió al país latinoamericano como sede de los Juegos Olímpicos de 2016 varios analistas y expertos señalaron que según las previsiones, Brasil no sería el lugar más adecuado para realizar este evento deportivo. Estas previsiones […]
Dirigentes Digital
| 13 ene 2016
Lo que parecía un sueño, se ha convertido en una pesadilla para la presidenta brasileña Dilma Rouseff. Ya cuando se eligió al país latinoamericano como sede de los Juegos Olímpicos de 2016 varios analistas y expertos señalaron que según las previsiones, Brasil no sería el lugar más adecuado para realizar este evento deportivo. Estas previsiones se cumplieron en verano, cuando el país entró en recesión, y como era de esperar, los JJOO de Río se están viendo muy afectados económicamente hablando.
Organizar un evento de estas características supone una enorme inversión en infraestructuras (estadios, villa olímpica, delegaciones, etc), en seguridad, en organización, etc. Brasil ya recortó el presupuesto de algunas de estas partidas cuando las cuentas dejaron de cuadrar. Concretamente, el Gobierno de Rouseff confirmó un recorte del 10% en el presupuesto para los Juegos.
Como informó DIRIGENTES, con esta medida, el Gobierno esperaba ‘calmar’ el malestar que hay entre los ciudadanos brasileños que llevan tiempo protestando por los gastos en ‘megacelebraciones’ de este tipo ya que el año pasado Brasil también fue la sede de la Copa del Mundo de Fútbol. Estos ajustes ‘respetarán’ la seguridad y las infraestructuras y se centrarán en rebajar el coste de la ceremonia de apertura y en el marketing como los videos promocionales.
Ahora, según apuntan varios medios latinoamericanos, la organización de los Juegos Olímpicos lucha por conseguir patrocinadores. Encontrar fondos públicos en un país que vive en plena recesión económica resulta una misión prácticamente imposible; la opción parecen ser los sponsors, quienes en gran medida asumen el presupuesto de la organización de los JJOO (pero no de la construcción de instalaciones).
En la anterior edición de esta cita deportiva, Londres 2012, hubo 32 patrocinadores que aportaron unos 1.100 millones de dólares, pero para Río el panorama no luce tan alentador. Aunque en el 2013, Renato Ciuchini, entonces director general de los JJOO en la capital brasileña, aseguraba que su meta era generar entre 1.300 y 1.500 millones de dólares en ingresos, a sólo unos meses de que se realicen, apenas cuentan con 27 sponsors, de entre los cuales, 11 son del Comité Olímpico Internacional, y 10 dan apoyo en especie.
Así, ya 60% de todos sus patrocinadores son en especie y empresas como Nissan, por ejemplo, han optado por suministrar 150 vehículos que acompañan el recorrido de la antorcha; así como la cadena de centros comerciales Aliansce donará sus estacionamientos a cambio de que en los mismos se pueda exhibir su mercancía.
Aún se espera conseguir unos 10 patrocinadores más. Sin embargo, a unos meses de los juegos, el panorama económico en Brasil es desalentador: la moneda ha caído un 43% en los últimos 18 meses, por lo que si se toma en cuenta el tipo de cambio actual, mientras en diciembre el valor de patrocinios de los JJOO era de 1.000 millones de dólares, ahora se calcula en 740 millones.