En 2017, la actividad del sistema financiero español estuvo marcada por los débiles fundamentales bancarios del entorno y por el notable avance que las entidades habían realizado en materia de calidad de activos y ratios de solvencia. Desde Mirabaud Securities creen que 2018 puede ser un año de transición para la banca española y, ante […]
Dirigentes Digital
| 25 abr 2018
En 2017, la actividad del sistema financiero español estuvo marcada por los débiles fundamentales bancarios del entorno y por el notable avance que las entidades habían realizado en materia de calidad de activos y ratios de solvencia. Desde Mirabaud Securities creen que 2018 puede ser un año de transición para la banca española y, ante la corrección que han tenido los bancos desde el último informe sectorial, adoptan una visión más positiva en el sector: A estos niveles, la banca doméstica no representa motivos para mantener una visión negativa, desde el punto de vista de estos expertos. El optimismo que existía en las perspectivas de tipos de interés y volúmenes, de alguna forma, se ha ido apaciguando en los últimos meses y esto ha dado paso a una corrección en bolsa que hace que los precios ya no descuenten este escenario. Esto hace que las valoraciones actuales “empiecen a ser mucho más razonables” y, ante la ausencia de fundamentales negativos propios del sector, creemos que no existen motivos para mantener la visión negativa que teníamos de la banca doméstica desde “Game of Loans: Is Winter Coming?” La buena noticia es que el riesgo-beneficio es mucho más razonable que hace un año. Las valoraciones actuales no recogen el reflation trade en precio tras la corrección vivida por el sector doméstico. Además, si bien no sabemos cuándo, de lo que no cabe duda es de que el escenario de subida de tipos está más cercano en el tiempo. Adicionalmente, el mercado ha demostrado que cada cierto tiempo tiene ganas de jugar el sector bancario. En los últimos meses hemos sido testigos de cómo ha apostado por un cambio de expectativas de tipos que hace evolucionar muy positivamente a estos valores pero, hasta el momento, cuando tal cambio no se ve confirmado, el sector pierde todo lo ganado. La mejora de la rentabilidad bancaria debe ser el foco en la travesía por el desierto que creen “representará el año 2018 para las entidades”. Hay una doble vía de mejora en las que han de esforzarse las entidades en 2018, reduciendo su base de costes y adaptando sus modelos bancarios a otros con carácter más universal: Acercándose gradualmente a un ratio de oficinas/habitante más cerca de los niveles Europeos. España, actualmente, mantiene un ratio de 61,9 oficinas bancarias por cada 100.000 habitantes, muy por encima del 23,9 de la media de los países de la Unión Europea o del 13,5 de Alemania. En España se han cerrado aproximadamente un 35% de las oficinas que existían antes de la crisis, siendo uno de los países de la UE en los que mayor ajuste se ha llevado a cabo y, sin embargo, todavía tenemos la convicción de que existe un exceso de capacidad instalada. Si bien es cierto que el tamaño medio de las oficinas en España es algo menor frente al modelo europeo (en España, de media las oficinas cuentan con 6,5 empleados, mientras que en Alemania el número asciende a 19,6) y, por tanto, son más baratas de mantener, los avances digitales y la nueva cultura bancaria existente en países del norte de Europa nos hacen pensar que el ajuste iniciado después de la crisis debe continuar. Buscando un modelo en el que la generación de comisiones y la comercialización de productos de fuera de balance deberían ir ganando peso. Si prestamos atención a la cuenta de resultados de los bancos de los principales países europeos, observamos que en España el margen de intereses tiene un mayor peso, al mismo tiempo que las comisiones son también las más reducidas (24%), en contraposición a países como Francia o Italia, donde el peso de los productos de fuera de balance tiene más peso en el ahorro de los hogares.