El sector financiero, por lo menos en España, no está dispuesto a abrir el grifo del crédito, pese a la mejora de las condiciones económicas y la necesidad de aumentar el volumen de crédito para mejorar la rentabilidad del negocio. La clave está en que los bancos españoles esperan que durante el ejercicio se endurezcan […]
Dirigentes Digital
| 27 ene 2016
El sector financiero, por lo menos en España, no está dispuesto a abrir el grifo del crédito, pese a la mejora de las condiciones económicas y la necesidad de aumentar el volumen de crédito para mejorar la rentabilidad del negocio. La clave está en que los bancos españoles esperan que durante el ejercicio se endurezcan medidas regulatorias y supervisoras y tienen como objetivo aumentar capital y calidad de activos. Así se desprende de la encuesta sobre la actividad crediticia que elabora el Banco de España, entre las diez principales entidades del país. El sector bancario afirma que durante la primera parte del año intentarán disminuir su balance y sus activos ponderados por riesgo.
Lo que indica el informe, pese a que la demanda creciente de crédito por parte de empresas y familias, es que la banca está más interesada en sanear cuentas que apostar por el crecimiento del negocio. Para el Banco de España, esta situación se traducirá en un impacto negativo sobre las condiciones de financiación de la economía.
En plena campaña de resultados bancarios, se esperaba que para estas fechas el saldo total de crédito comenzará a crecer por primera vez desde la sequía provocada por la crisis financiera y que provocó una recesión más profunda de la economía. Sin embargo, sólo se ha visto repuntes netos en algunos sectores como crédito al consumo y a pymes.
La frase favorita de algunos banqueros durante todo este tiempo ha sido que todavía no hay demanda solvente para abrir el grifo del crédito. Lo que sí constata la encuesta del supervisor es que todas las entidades admiten un crecimiento de la demanda en todos los segmentos en el último trimestre de 2015 y seguirá creciendo durante el primer trimestre de 2016, especialmente en hipotecas y consumo.
Las razones que ofrece el sector se deben a una mejora de la actividad económica y a la recuperación de algunos sectores claves de la economía. Pero también alude a las prensiones competitivas dentro del sector. Algo que preocupa y mucho a los banqueros, ya que está obligando a reducir los intereses del crédito sin apenas dejar margen de beneficio en sus operaciones.
Las intenciones de la banca española contrastan con la comparativa europea, en la que prevén que las condiciones del crédito se relajen a familias y empresas, ante las buenas perspectivas y el crecimiento de la demanda.
De todas formas, durante 2015 el flujo crediticio a la economía ha ido mejorando. Las condiciones de financiación concedidas a los hogares para la adquisición de una vivienda se suavizaron en España en el último trimestre del año y ha bajado el porcentaje de rechazo de préstamos, cosa que no deja de ser buena señal.