Aunque se esperaba su reapertura para finales de la semana pasada, el mercado de valores helenos aún no ha vuelto a cotizar con normalidad. "Es cierto que la Bolsa griega permanecerá cerrada el lunes, pero podría abrir de nuevo el martes", ha señalado un portavoz de la misma a la agencia Reuters. Mientras que fuentes […]
Dirigentes Digital
| 27 jul 2015
Aunque se esperaba su reapertura para finales de la semana pasada, el mercado de valores helenos aún no ha vuelto a cotizar con normalidad. "Es cierto que la Bolsa griega permanecerá cerrada el lunes, pero podría abrir de nuevo el martes", ha señalado un portavoz de la misma a la agencia Reuters. Mientras que fuentes cercanas a la situación han confirmado que las autoridades quieren que sea mañana.
Sin movimientos desde el pasado 29 de junio, cuando se inició en la república helena un "corralito" bancario que se mantuvo hasta el pasado lunes. Entonces, el Gobierno presentó un plan al Banco Central Europeo (BCE) para que la Bolsa retomara su andadura este lunes, sin embargo, basándose en la opinión de la autoridad monetaria de la Zona Euro, es necesario más tiempo para ultimar los detalles que permitan que el mercado vuelva a abrir.
Mientras tanto, y después de aprobarse las reformas urgentes a las que se supeditaba el inicio de las negociaciones para implementar el tercer rescate del país, este martes volverán los acreedores a Atenas (BCE, FMI y Comisión Europea, es decir, la "troika") para que comiencen las conversaciones.
De los 86.000 millones a los que ascenderá este nuevo apoyo financiero, unos 25.000 millones irán destinados al sector bancario heleno, cantidad que "debe ser suficiente a no ser que los activos fiscales diferidos (DTAs por sus siglas en inglés) dejen de ser contados como core capital", advierte Fitch.
Estos DTAs de los cuatro grandes bancos helenos (que suman un 96% de la cuota del mercado) suponen un 45% de su CET1 a finales de 2014.
Por otra parte, la agencia de calificación señala que la inyección de liquidez (que es casi el 88% del capital actual del sistema) será suficiente, o no, dependiendo de si el capital existente puede absorber las pérdidas potencialmente significativas que puedan ser descubiertas una vez que el BCE complete su revisión sobre la industria después del verano.
Fitch ha analizado dos escenarios de estrés. El primero, supone un aumento de los préstamos impagados al adoptar la definición más "dura" de la Autoridad Bancaria Europea (EBA por sus siglas en inglés) para estos, así como un aumento de la cobertura de los riesgos crediticios hasta el 60%, un ajuste de valoración del 20% para la deuda pública griega en manos de los bancos y un CET1 del 12%. Bajo este supuesto, se estima que los bancos necesitarían 11.200 millones de capital nuevo. El segundo, más "severo", y "basado" en el "ejemplo" chipriota, arroja un déficit de capital cercano a los 15.900 millones. En ambos casos, si se eliminan las DTAs las necesidades serían de 30.000 y 37.000 millones, respectivamente.