Este miércoles, la primera ministra británica, Theresa May, ha sufrido un nuevo contratiempo en su estrategia de salida de la Unión Europea (UE). En esta jornada, se celebró una votación en la Cámara de los Lores que dio al traste con parte del proyecto de May de abandonar la unión aduanera con la UE tras […]
Dirigentes Digital
| 18 abr 2018
Este miércoles, la primera ministra británica, Theresa May, ha sufrido un nuevo contratiempo en su estrategia de salida de la Unión Europea (UE). En esta jornada, se celebró una votación en la Cámara de los Lores que dio al traste con parte del proyecto de May de abandonar la unión aduanera con la UE tras el Brexit. May prometió que Reino Unido abandonaría el mercado único de la UE y la unión aduanera después de que el país salga formalmente del bloque comunitario el próximo 29 de marzo, como punto de partida a una nueva estrategia de comercio exterior que permita a Londres establecer nuevos acuerdos con otros países. Sin embargo, la pérdida de su mayoría parlamentaria en las pasadas elecciones ha limitado su capacidad para cumplir esa promesa. El proyecto de May para el Brexit, plasmado en la Ley de Retirada de la UE, será sometido a enmiendas por la Cámara Alta británica a partir de este miércoles, iniciando un proceso que evidenciará la falta de apoyos de los conservadores y la división en sus filas respecto al Brexit y, al mismo tiempo, que podría suavizar las condiciones de la salida británica de la Unión. ´Por 348 votos a favor y 225 en contra, la Cámara de los Lores aprobó la enmienda, apoyada por diputados laboristas, liberales, independientes y también conservadores, que propone mantener a Reino Unido en la unión aduanera con los 27, como pide la patronal británica. La prensa inglesa daba por hecho desde hace días que la enmienda sería aprobada. Tras el visto bueno de los Lores a la permanencia en la unión aduanera, Theresa May podría recibir en los próximos meses una nueva humillación en la Cámara Baja, la de los Comunes, donde su partido está profundamente dividido en torno a esta cuestión. En la Cámara de los Comunes, la bancada conservadora alberga varias corrientes cada vez más enfrentadas. Por una parte, un grupo de unos sesenta diputados torys aislacionistas, liderados por el ministro de Exteriores Boris Johnson; por otra, una treintena de conservadores pro europeos, capitaneados por el presidente del Comité Parlamentario de Inteligencia Dominic Grieve; y un tercer grupo mayoritario que bascula entre ambas posiciones. Ésta no es la primera vez que los torys contrarios al Brexit dejan a Theresa May en evidencia. De hecho, el pasado diciembre Dominic Grieve asestó una importante derrota a May cuando lideró la primera enmienda contra la Ley de Retirada de la UE y consiguió el apoyo suficiente para retirar al Gobierno la capacidad de aprobar un acuerdo con Bruselas sobre el Brexit por sí solo, obligándolo a someter cualquier decisión a la aprobación parlamentaria. Esta división interna entre los conservadores se ha avivado en febrero, cuando la diputada y ex ministra conservadora Anna Soubry amenazó a la primera ministra con provocar una escisión en el partido si no se ponía coto al poder creciente de Boris Johnson y otros partidarios del “Brexit duro”, como el impopular ministro de Agricultura Michael Gove. Sin embargo, es poco probable que May ceda a la intención de los conservadores pro europeos, especialmente teniendo en cuenta que a principios de abril forzó el cese de dos eurodiputados torys, Julie Girling y Richard Ashworth, por mostrarse públicamente en desacuerdo con su estrategia para el Brexit. Mientras, la oposición laborista y su líder Jeremy Corbyn siguen subiendo su margen de apoyos en los sondeos y han declarado que confían en sumar apoyos suficientes para influir en ocho cuestiones cruciales sobre el Brexit, como la permanencia en la unión aduanera, aumentar la protección a los derechos laborales y el medio ambiente o limitar el poder legislador unilateral del Gobierno, algo que ya consiguieron en diciembre apoyando a Dominic Grieve. Además, los laboristas y sus aliados liberaldemócratas y nacionalistas escoceses unirán fuerzas con los conservadores rebeldes para garantizar el mantenimiento del proceso de paz en Irlanda del Norte evitando una frontera problemática con la República de Irlanda, la cooperación con las agencias de la UE y retrasar la fecha oficial del Brexit para conseguir más margen para negociar las futuras relaciones con Bruselas y los 27. A partir de este pasado miércoles, a Theresa May le toca afrontar seis sesiones en la Cámara de los Lores y al menos un mes de debates en la de los Comunes en los que sus planes para el Brexit podrían ser modificados radicalmente. Se consiga esta meta o no, está claro que su liderazgo en el Gobierno y en el Partido Conservador se pondrá en entredicho de nuevo. Teniendo en cuenta que Theresa May ha visto menguar significativamente sus apoyos por la falta de progresos en su negociación con la UE y por haber convocado unas elecciones anticipadas en 2017 para reforzar su poder parlamentario en las que acabó perdiendo su mayoría absoluta, su futuro al frente del Gobierno británico podría ser más breve de lo esperado.