Sin duda alguna todo viene provocado por China, el gran perdedor con 676.000 millones de dólares abandonando sus mercados según las predicciones de IIF, que advierte que la sangría no parará ahí, calculando que este año las salidas de capital podrían incrementarse en 348.000 millones de dólares. Es cierto que las acciones de los mercados […]
Dirigentes Digital
| 22 ene 2016
Sin duda alguna todo viene provocado por China, el gran perdedor con 676.000 millones de dólares abandonando sus mercados según las predicciones de IIF, que advierte que la sangría no parará ahí, calculando que este año las salidas de capital podrían incrementarse en 348.000 millones de dólares.
Es cierto que las acciones de los mercados emergentes siguen cotizando a sus niveles más bajos desde 2009. Y que muchas de las divisas de estos países también se sitúan en mínimos. Pero los expertos siguen sin ver oportunidades de inversión ante el impacto que los bajos precios de las materias primas, además de la desaceleración de China, pueda tener en el conjunto de estas economías. Según datos recopilados por Bloomberg, los 31 mayores mercados emergentes ya han perdido un valor de mercado conjunto de 2 billones de dólares desde el inicio de 2016. Algo de lo que se están beneficiando otras regiones desarrollados como Europa y Japón.
Para Lucía Gutiérrez Mellado, subdirectora de estrategia de JP Morgan AM, deben existir tres condiciones básicas para volver a confiar en una recuperación de los emergentes. Para empezar, una mejora en las expectativas de crecimiento, además de la estabilización de sus divisas y la recuperación de los resultados empresariales. Pero para llegar a ello, los retos pendientes son demasiados todavía.
El Banco Mundial ya anticipaba en sus Perspectivas para 2016 un aumento de los riesgos, en particular los vinculados a la posibilidad de una desaceleración desordenada en una economía emergente de importancia. "Una combinación de políticas fiscales y medidas adoptadas por los bancos centrales puede ayudar a mitigar esos riesgos y respaldar el crecimiento", indicaban desde el organismo.
China es sin duda uno de los puntos calientes más importantes para la economía mundial, más aun teniendo en cuenta los últimos acontecimientos que están sacudiendo los mercados financieros del país, que h avisto cómo en las últimas semanas se rebajan sus previsiones de crecimiento, hasta rondar el 6,5% en el consenso del mercado. "Es evidente que la transición del modelo económico del país impacta en el crecimiento, pero esta desaceleración lleva produciéndose desde hace años", indican desde JP Morgan AM, asegurando que la tormenta desatada durante la primera semana del año se debe más a factores psicológicos. "China se desacelera, pero no vemos un colapso", sentencian los expertos.
Menos positivos se muestra el consenso con América Latina y el Caribe, que se quedarán en un crecimiento nulo este 2016 después de contraerse un 0,9% este pasado 2015. La disminución del precio de los productos básicos y los problemas internos dificultan la mejora de la región. Brasil y México serían la cara y la cruz de la región. El país carioca padece de estanflación, con una fuerte caída en el gasto de las familias y el de la inversión, y la inflación subiendo. Tal y como explicaba el economista José Carlos Díez en una reciente ponencia, "se necesita depreciar el tipo de cambio para aumentar las exportaciones y aumentar el PIB, pero a la vez eso te mete inflación, con lo que es obligatorio hacer un ajuste interno".
En los últimos años, el sector privado lo ha llevado a cabo. Pero ahora le toca el turno a lo público. En este sentido, los expertos desconfían de que el equipo económico de Dilma Rouseff sea lo suficientemente serio como para frenar la fuga de capitales y la depreciación del tipo de cambio. Otro de los grandes problemas es bajar la tasa de inflación, así como crear entornos más favorables para hacer negocios en la región.