El PMI manufacturero y de servicios son indicadores económicos adelantados que no suelen tener muchos titulares en la prensa generalista, pero teniendo en cuenta la delicada situación económica del Viejo Continente son la mejor la referencia para calibrar la evolución de los países, y más cuando
Alemania en el segundo trimestre se contrajo un 0,2% y Francia registró estancamiento. Los datos de septiembre no son buenos y auguran un tercer trimestre más adverso para el conjunto de la
zona euro.
El PMI Compuesto de actividad se situó en 52,3 puntos, tres décimas menos que en agosto, registrando el nivel más bajo en nueve meses. Todavía la economía registra expansión al situarse por encima de los cincuenta puntos, pero a un ritmo sensiblemente inferior a los meses pasados. En el sector comercial el PMI también bajó tres décimas hasta los 52,8 puntos, en mínimos de tres meses. "El aumento de los nuevos pedidos fue el más débil desde marzo pasado. En consecuencia, el empleo en el sector servicios apenas ha aumentado y los precios medios cobrados cayeron ligeramente. Las expectativas futuras también sufrieron un declive hasta registrar el menor nivel de optimismo desde julio del año pasado", destacan desde Markit, la empresa encargada de elaborar el índice.
Mientras el manufacturero, enfocado a los pedidos industriales, se mantuvo estable a 51 puntos respecto agosto. Los resultados del sector manufacturero fueron peores que los del sector servicios, ya que se encuentra en los niveles más bajos desde julio del año pasado y se acercó más a la lectura de 50.0, que señala un estancamiento.
"La encuesta presenta un panorama de persistente debilidad en la economía de la zona euro. Hay signos alarmantes de que el crecimiento podría ralentizarse aún más en el cuarto trimestre. Los nuevos pedidos recibidos en el sector manufacturero de nuevo están mermando, cayendo por primera vez en los últimos quince meses, y las expectativas de actividad comercial para los próximos doce meses se han vuelto pesimistas en el sector servicios, llevadas a la baja por una caída de la confianza en Alemania", señala Chris Williamson, Economista Jefe de Markit.
La primera economía de Europa sigue siendo la mayor preocupación de los expertos, pese a los esfuerzos del gobierno de Merkel por estimular el consumo y la inversión interna con medidas con medidas como la implantación del salario mínimo o la reforma de las pensiones. El PMI del país en septiembre ha ofrecido datos mixtos con una caída en el sector manufacturero, el pilar de la economía germana, y un ascenso del de servicios, más ligado al consumo. El sector industrial roza la contracción con un desplome de 1,1 puntos hasta los 50,3 puntos. El índice compuesto ha subido tres décimas en septiembre gracias al empuje de los servicios que ha subido medio punto. Alemania está demostrando una inusitada debilidad en su industria con la expansión más débil desde julio del año pasado mientras que los nuevos pedidos cayeron por primera vez en más de un año.
"La preocupación por la crisis en Ucrania, las consiguientes sanciones impuestas a Rusia y la inquietud causada por la coyuntura económica general de la zona euro parecen estar repercutiendo cada vez más en la economía", apunta Williamson.
Un diagnóstico en el que coincide la máxima autoridad monetaria de Europa, Mario Draghi, presidente del BCE y que
ayer lunes volvió a reconocer que la economía está en punto muerto. En la última reunión de la institución, anunció la medida extraordinaria de comprar deuda privada en los mercados para estimular la economía, que se añade con las ya adoptadas como las subastas de liquidez y el recorte de tipos al 0,05%.