La Fed ha decidido subir los tipos de interés en un cuarto de punto y prevé una subida gradual hasta el 1,4% a finales del 2016, del 2,4% en 2017, algo por debajo del 2,6% previsto en 2017 en su última reunión. "El FOMC espera que con los ajustes graduales en la política monetaria, la actividad […]
Dirigentes Digital
| 16 dic 2015
El lenguaje del comunicado y de Yellen durante la rueda de prensa será, por tanto, el catalizador clave. O lo que es lo mismo la velocidad y niveles de tipos a futuro a los que apunten ambos. Y es que, el consenso aguarda un anuncio de "gradualidad" y extrema dependencia de los datos, y ahí podrían llegar las sorpresas.
Así, Luke Bartholomew, gestor de inversiones de Aberdeen, advierte que el incremento será "bastante regular, pero no tanto como el mercado espera", pues "el desempleo se ha reducido de forma significativa, hay señales provisionales de que el crecimiento de los salarios está repuntando y los tipos de interés necesarios para en última instancia estabilizar la economía a largo plazo probablemente son más altos que lo que la gente piensa en este momento".
De hecho, Capital Economics afirma tajante que la Fed tendrá que abandonar su filosofía "gradual" con los tipos llegando a casi el 2% a finales del año que viene y al 3,5% para el cierre de 2017.
¿Dos o tres subidas de tipos?
Recuerda Adrien Pichoud, economista jefe de SYZ AM, "una gran parte de la recuperación económica global y del crecimiento desde 2009 ha estado conducida por unos tipos extraordinariamente bajos, especialmente en Estados Unidos y los emergentes". Por tanto, este cambio de tendencia "puede tener repercusiones significativas dado el elevado nivel de deuda acumulada en dólares durante los años pasados".
Explica este experto que en su escenario económico "de lento, pero positivo, crecimiento económico al otro lado del Atlántico, esperamos otro repunte más (quizá dos veces) en 2016, pero dudamos mucho que las condiciones económicas hagan posible que se alcance la referencia del 1% a finales de 2016".
En este entorno, la renta fija "podría experimentar presiones a la baja, especialmente en el final de la curva de tipos en dólares, en las emisiones de crédito corporativo de baja calidad y la deuda emergente. Esto debería impulsar algunos ajustes sectoriales dentro del mercado de renta variable, con los sectores más sensibles a los tipos de interés, como las utilities o el farmacéutico sufriendo una mayor presión, mientras los bancos deberían beneficiarse de los mayores tipos de interés a corto plazo. Finalmente, esto apoyaría al dólar y sería negativo para los precios del oro denominados en dólares".
Ralf Wiedenmann, director de análisis económico en Vontobel AM, apuesta por tres incrementos el año que viene y advierte que "los bonos soberanos con rendimientos bajos o incluso negativos serán los que más sufrirían, ya que el cupón no proporciona ningún colchón que amortigüe la caída de los precios cuando los rendimientos se incrementan. Dado que las subidas de los principales tipos de interés serán bastante moderadas, la renta variable sería nuestra clase de activo preferida, ya que los resultados corporativos deberían beneficiarse de la continua recuperación económica".
Concretamente, si atendemos a Wall Street, Craig Burelle, de Loomis Sayles, señala que, de media, la Bolsa registra buenos retornos en los cuatro trimestres posteriores a un aumento del precio del dinero. Ahora bien, en el caso actual, matiza, la "comunicación de la Fed en el ritmo de ajuste de su política monetaria tras el primer incremento seguirá siendo un factor influyente para la rentabilidad y la volatilidad del mercado".
Finalmente, Edmond de Rothschild Asset Management añade que las divergentes política monetarias a ambos lados del Atlántico "indudablemente harán a a la renta variable europea más atractiva", siendo los valores cíclicos de la Zona Euro, "con una fuerte exposición doméstica" los que "probablemente mejor evolucionarán".