Grecia va entrar en un mes decisivo. Junio será insalvable si nadie gana el pulso entre Atenas y las instituciones (FMI, BCE y Comisión Europea). El tiempo de la partida se agota con el país incurriendo en el impago en un horizonte cada vez más cercano, que significaría la salida de Grecia del euro. Salvada […]
Dirigentes Digital
| 18 may 2015
Grecia va entrar en un mes decisivo. Junio será insalvable si nadie gana el pulso entre Atenas y las instituciones (FMI, BCE y Comisión Europea). El tiempo de la partida se agota con el país incurriendo en el impago en un horizonte cada vez más cercano, que significaría la salida de Grecia del euro.
Salvada las últimas bolas de partido, en el próximo mes la carga financiera terminará ahogando al país. El país tendrá que afrontar el pago de más de 8.000 millones entre refinanciación de deuda, sueldo y pensiones, y devoluciones al FMI. Atenas ya ha tomado medidas desesperadas para cumplir con vencimientos como confiscar capitales del resto de Administraciones Públicas. Precisamente, hoy el diario heleno Kathimerini cuenta los problemas del Gobierno para pagar los 750 millones que debía al FMI. El propio Tsipras admitía en una carta a los máximos dirigentes de la antigua troika que no disponía de liquidez inmediata.
El desbloqueo de 7.200 millones del último tramo del rescate se antoja indispensable para que Grecia esquive el impago. Para acceder a ellos Grecia tiene de plazo hasta el 30 junio, momento en que expiraba la prórroga que concedió la troika y donde esfuma la ayuda exterior.
Durante las negociaciones con Atenas, no solo está sobre la mesas las condiciones del segundo rescate, también el tercero ya cifrado en 50.000 millones, que se sumaría a los 374.000 millones de los anteriores. A partir de julio, los problemas financieros de Grecia no terminan ni mucho menos. Más de 17.000 millones amenazan sobre el país. Los socios europeos desde hace tiempo tienen en cuenta que Grecia no sobrevivirá sin ayuda externa. Alemania, el país con mayor influencia en la política económica europea, advierte que sin adoptar reformas no habrá más ayudas.
El Gobierno Tsipras tiene marcado el objetivo de conseguir rebajar el objetivo de déficit, destinar fondos para promover la inversión y el crecimiento económico y no soportar más ajustes. Los griegos están intentando que la última mano de la partida se intente jugar al filo del abismo donde no haya margen de maniobra para intentar sacar condiciones más ventajosas de las próximas ayudas. Una de las últimas oportunidades será la próxima semana en la Cumbre de jefes de Estado de Riga.
Sin embargo, quien tiene verdaderamente la potestad de cerrar la partida es el BCE. Las medidas de urgencia de liquidez sostienen a los bancos griegos. Si decide cortar el grifo de la financiación, se hundirá el sistema bancario arrastrando a la precaria economía y colapsando al país.