Las actas de la última reunión del BCE no han dado nuevas pistas sobre la percepción del organismo de la evolución de la inflación subyacente. En el comunicado, los miembros de la institución presidida por Mario Dragui anuncian el “amplio acuerdo” que existió en abril para mantener la orientación de la política monetaria. Aunque reconocen […]
Dirigentes Digital
| 18 may 2017
Las actas de la última reunión del BCE no han dado nuevas pistas sobre la percepción del organismo de la evolución de la inflación subyacente. En el comunicado, los miembros de la institución presidida por Mario Dragui anuncian el “amplio acuerdo” que existió en abril para mantener la orientación de la política monetaria. Aunque reconocen que “algunos miembros sostuvieron el crecimiento de 2017 ha sido más fuerte del esperado”. La política estadounidense, el Brexit y el reequilibrio de la economía china son ahora las principales fuentes de incertidumbre para el organismo. No así la evolución de los precios, con una inflación subyacente que subió al 1,2% en abril desde el 0,8% de marzo. El dato se ha disparado hasta los niveles más altos registrados desde 2013. “El tono pesimista de Mario Draghi y del Consejo de Gobierno del BCE de los últimos meses se ha centrado precisamente en que la inflación subyacente, que excluye series volátiles como alimentos y energía, permanecía estancada por debajo del 1% y no conseguía dar señales de vida”, recuerda Manuel Ortiz-Olave, jefe de analistas de Monex Europe. Los expertos recuerdan que el principal factor de esta subida ha sido el aumento de los precios del sector servicios, que se aceleraban un 1,8% en abril frente a un 1% en marzo. “Un aspecto trascendental es que este aumento no ha ido acompañado de una aceleración en la inflación energética, que aumentaba tan sólo de manera marginal hasta el 7,5% en comparación con un 7,4% en marzo”. Este entorno, que podría meter algo más de prisa al organismo monetario para acelerar la retirada de estímulos, también podría tener consecuencias para un euro en máximos desde noviembre en su cruce con el dólar (1,11 dólares). Es algo que los inversores deberán tener muy en cuenta en las próximas reuniones del BCE: comprobar si la institución marca un punto de inflexión en la política monetaria actual. “Esto, acompañado de una reducción tangible de los riesgos de quiebra de la zona euro, podrían propulsar a la divisa única en los próximos meses” todavía más, según los analistas. Hay que recordar que en la reunión de abril, Draghi ya intentó durante toda la rueda de prensa justificar el aparente inmovilismo del BCE, a pesar de que tuvo que reconocer que el escenario macroeconómico estaba mejorando sustancialmente en la Zona Euro. “De esta forma, Draghi se agarró a la debilidad mostrada por la inflación subyacente como a un “salvavidas”, y reiteró que por ahora el BCE no va a “tocar nada” y que tanto los tipos como el programa de compra de activos seguirán vigentes; los primeros hasta mucho tiempo después de terminado el mencionado programa, y éste hasta final de año, tal y como está previsto”, indican desde Link Securities. Desde Capital Economics recuerdan además que pese al repunte de precios, aún es demasiado pronto para juzgar su efecto, pues los datos de consumo no son tan precisos en el tiempo como los de inflación; además, a pesar de que se desacelerará en el futuro, creen que se mantendrá en niveles mucho más altos que 2016; y, finalmente, “dudamos que se compense con un mayor incremento de los salarios nominales”. De hecho, destacan que “incluso en Alemania, donde la recuperación del mercado laboral está particularmente avanzada, la mejora de las rentas del trabajo se ha mantenido moderada”. Mientras, en España es “significativamente débil”.