Han pasado nueve meses desde aquel 23 de junio en el que los británicos decidieron votar por el ‘ Brexit sí ’. Y hoy se activa el artículo 50 del Tratado de Lisboa que fija el protocolo en caso de que un miembro de la Unión quiera salirse del grupo. Si se siguen los plazos […]
Dirigentes Digital
| 29 mar 2017
Han pasado nueve meses desde aquel 23 de junio en el que los británicos decidieron votar por el ‘ Brexit sí ’. Y hoy se activa el artículo 50 del Tratado de Lisboa que fija el protocolo en caso de que un miembro de la Unión quiera salirse del grupo. Si se siguen los plazos establecidos, los expertos esperan que las negociaciones culminen en octubre de 2018, para que Reino Unido deje de pertenecer a la Unión Europea de forma oficial en la primavera de 2019. Han pasado nueve meses desde aquel 23 de junio en el que los británicos decidieron votar por el ‘Brexit sí’. Y hoy se activa el artículo 50 del Tratado de Lisboa que fija el protocolo en caso de que un miembro de la Unión quiera salirse del grupo. Si se siguen los plazos establecidos, Azad Zangana, economista de Schroders especializado en Europa, espera que las negociaciones culminen en octubre de 2018. Durante una conferencia que podía seguirse desde España, el experto explicó que la fecha límite podría ser la primavera de 2019, antes de las elecciones de mayo en la Unión. Sin duda el principal damnificado por la decisión de los británicos ha sido la libra, que sufrió un desplome superior al 13% en las semanas posteriores al referéndum frente al dólar y del 11% frente al euro. “No se sorprendería volver a ver nuevos episodios de debilidad de la divisa durante las negociaciones, lo que podría atraer a inversores globales que buscan comprar activos a precios de descuento”, indican los expertos de Allianz GI, donde recuerdan que mientras los mercados mundiales han seguido subiendo, el mercado británico en términos de dólar sigue por debajo de la media previa al referéndum. En este sentido, desde la firma advierten que “la posible distracción durante las negociaciones para el Brexit y el auge de los populismos podría frenar las reformas estructurales necesarias para aumentar la confianza sobre el bloque europeo y su moneda única”, unos efectos que, según explican, “pueden ser más evidentes si algunos de los vientos económicos actuales comienzan a frenarse”. A juicio de los expertos, el riesgo de que Reino Unido abandone la UE sin acuerdos de transición o un acuerdo comercial completamente nuevo y positivo es más que una clara posibilidad, por lo que los inversores deben permanecer alerta. “Deben permanecer atentos a aquellos sectores más dependientes del comercio entre ambas partes, y su capacidad para protegerse del riesgo de aranceles”, indican. En este sentido, la consultora Bain & Company ha elaborado un reciente informe, en el que alerta de que el Brexit podría reducir el beneficio neto de las compañías británicas en un 30%. El estudio apunta que esta pérdida se produciría si no se adaptan las cadenas de suministro al cambio que supondrá el Brexit. Entre otras conclusiones, el informe revela que bajo el escenario de un Brexit “duro”, el mayor impacto negativo se registraría en los sectores de automoción, tecnología y retail. Las tiendas de alimentación podrían reducir sus beneficios entre 6.000 y 20.000 millones de libras según sus cálculos. El sector del automóvil y el de la tecnología podrían sufrir una caída de entre el 20% y el 35% por ciento en sus beneficios. “Ese escenario de Brexit “duro” supondría un cambio en los aranceles estándar de la OMC (2-10%) en todas las exportaciones e importaciones, un aumento del 10% del coste de la mano de obra en Reino Unido y una depreciación del 20% en la libra esterlina”, indican desde la firma. Por su parte, Stephanie de Torquat, estratega de inversión en Lombard Odier, indica que “la UE va a adoptar una postura dura durante las negociaciones, manteniendo la moneda bajo presión –lo que a su vez estimulará la inflación– y reducirá el poder adquisitivo de las familias”. A su juicio, es probable que esta dinámica conlleve un nuevo dilema para el Banco de Inglaterra, ya que se verá obligado a elegir entre combatir la inflación con tasas de interés más altas (a expensas del crecimiento) o apoyar el crecimiento durante el ajuste con políticas expansivas (a expensas de la inflación). Desde JP Morgan consideran que si bien los tipos de interés británicos continúan muy bajos, la posibilidad de que se apruebe una subida de los tipos a finales de año no ha desaparecido por completo, “dadas las probabilidades de que la inflación y las tires de los bonos asciendan a medio plazo, los sectores tradicionalmente defensivos y bond proxies resultan menos atractivas en el mercado de renta variable del Reino Unido”, indican. A corto plazo, aseguran que el debilitamiento de la libra ayuda a impulsar el FTSE 100, debido a la alta proporción de ingresos internacionales que presenta este índice. “Ser selectivos resultará clave para los inversores a medida que avancen las negociaciones en las que sectores y empresas específicos se encontrarán con varios desafíos y oportunidades”, indican. La mediana capitalización también gana en este escenario protagonismo, pues los expetos recuerdan cómo muchos inversores se han lanzado a comprar grandes exportadoras británicas de forma indiscriminada solo porque se benefician de la debilidad de la libra. Y esta anomalía puede generar otras buenas oportunidades en el mercado.