El legado de Emilio Botín, que ha fallecido hoy miércoles a los 79 años, en el Banco Santander deja la lección vital lucha infatigable de ser el número uno … Durante su gestión la entidad fue la primera entidad española de abrirse al exterior, de adelantarse a sus competidores con grandes operaciones y marcar la pauta comercial del sector. Una estrategia que viene reflejada en las biografías de Botín y heredada de su abuelo, Emilio Botín López.
Botín procedía de una de las grandes familias de banqueros de España. El negocio bancario corría por sus venas y aplicó las enseñanzas de su padre, de sus tíos y abuelo en su vida diaria hasta convertir a Santander en unos de los bancos más importantes e influyentes del mundo. Cuando en 1986 tomó las riendas de la entidad, Santander era uno de los grandes bancos españoles pero a la cola de los gigantes. Hoy es el primer banco del país por capitalización bursátil y ha sido galardonado varias veces como mejor banco del mundo por su estrategia de expansión.
El banquero cántabro entró en la entidad en 1958 con 24 años, como entran los jóvenes a trabajar en un banco, desde abajo. Y Botín pasó por todos los escalafones de Santander empezando por la taquilla hasta asumir cargos de responsabilidad. En 1960 tomó asiento en el consejo de administración. En 1971 fue nombrado vicepresidente. En 1977, consejero delegado hasta que en 1986 sustituyó a su padre como presidente.
El primer gran movimiento de Botín fue la alianza comercial que cerró con Royal Bank of Scotland en 1988, en un momento en que el sector en España era un avispero de compras y ningún banco se planteaba la aventura de la internacionalización. Mientras sus competidores se fajaban por crecer vía adquisiciones, Santander apostó por el crecimiento orgánico con el lanzamiento agresivo de productos bancarios para ganar cuota de mercado.
El segundo golpe fue la compra de Banesto. Contra pronóstico se adjudicó en 1994 el banco intervenido presentando la oferta más alta en la subasta. 762 pesetas por acción. El precio pagado fue tachado de locura por la competencia, pero Botín demostró un olfato inigualable para los negocios. Durante mucho tiempo hasta que en 2012 absorbiera la entidad, Banesto fue la joya del negocio de Santander como entidad independiente.
Trabajador infatigable sus colaboradores cuentan que su jornada laboral comenzaba el domingo por la tarde cuando convocaba a la directiva para preparar la semana. Se levantaba a las seis mañana, arrancando el día con una caminata de una hora para luego desayunar abundantemente. Meticuloso con su seguridad, los rumores que rodean al mito aseguran que en su vehículo de empresa siempre lleva un maletín con un desfibrilador.
Apasionado del deporte, en sus pocas horas libres se le podía ver jugando al Golf en la Ciudad Financiera de Santander en Boadilla del Monte o en el club de golf de la capital cántabra.