Son tantas las películas que tienen lugar en la gran manzana que parece como si conociéramos Nueva York aunque jamás hayamos estado allí. Cuando tenemos la oportunidad de viajar a la capital del mundo son muchos los edificios que queremos ver, muchas las avenidas que nos apetece recorrer y demasiados los lugares que nos gustaría […]
Dirigentes Digital
| 29 mar 2016
Son tantas las películas que tienen lugar en la gran manzana que parece como si conociéramos Nueva York aunque jamás hayamos estado allí. Cuando tenemos la oportunidad de viajar a la capital del mundo son muchos los edificios que queremos ver, muchas las avenidas que nos apetece recorrer y demasiados los lugares que nos gustaría visitar. Por esta razón acabamos resumiendo nuestro itinerario a lo más típico.
Para aquellos que ya hayan estado o que simplemente les gustaría conocer otra parte de la ciudad les invito a recorrer la otra cara de Nueva York.
Las mejores vistas de la ciudad
Si usted visita Manhattan, el edificio más representativo de la ciudad que se le ocurre es el Empire State. No es el edificio más alto, aunque lo fue tiempo atrás, pero desde que King Kong lo escalara se ha convertido en un símbolo de Nueva York.
Muchos son los que desean subir a lo alto del emblemático edificio. Las vistas desde arriba son espectaculares pero ¿son las mejores?
En la ciudad también tenemos la posibilidad de subir a otros edificios que, aunque no tan conocidos, nos ofrecen una panorámica espectacular de Manhattan. En el Rockefeller Center, no en la misma plaza sino en la calle 50, está la entrada al Top of de Rock. Desde lo más alto de la torre podemos contemplar la inmensidad de Central Park en uno de los lados, mientras que si nos asomamos en la otra dirección tendremos una vista inigualable de la ciudad de Nueva York, desde donde vemos también el propio Empire State.
Subir al Top of de Rock no solo tiene la ventaja de que en la panorámica de la ciudad encuadramos también el rascacielos más conocido de Manhattan, hay que tener en cuenta que la es mucha menos gente la que sube a lo más alto de esta torre, por lo que las colas de espera son mucho menores que en el Empire State. Se trata de una opción diferente de ver la ciudad desde lo más alto.
¿Central Park es el único parque de Mahattan?
Ni hablar. Central Park es el más grande con diferencia, pero no es el único. En Manhattan hay varios pequeños parques repartidos por la ciudad, pero algunos son de obligada visita.
Bajando toda la quinta avenida no solo vemos tiendas de lujo, pasamos por delante de la Catedral de San Patricio, vemos el Rockefeller center o caminamos al lado de la Biblioteca nacional que custodian los leones que representan la fortaleza y la paciencia.
Si continuamos la avenida llegamos hasta el Madison Square Park. Este pequeño parque no destaca ni por su belleza ni por sus dimensiones. Está al lado del Ironflat Building, edificio donde se encuentra la redacción del "Daily Bugle", donde trabaja Peter Parker, en el mundo de Marvel, y de un pequeño mercado italiano de comida donde podemos tomar una cerveza en la terraza del ático viendo el parque desde arriba.
Sin embargo, lo más conocido del Madison Square Park son las hamburguesas Shake Shacks. Un pequeño vendedor con un puesto de comida se hizo famoso por la calidad de su producto. Se fue corriendo la voz y las colas para comprar una hamburguesa daban la vuelta al parque. Finalmente, la hamburguesería se ha convertido en una empresa con varias localizaciones en Nueva York y sus hamburguesas son consideradas las mejores del mundo.
Las colas para comer en Shake Sacks ya no dan la vuelta al parque, pero sí que son de más de 40 minutos. Sin embargo, si el frío lo permite, esperar para comer una de estas hamburguesas merece realmente la pena.
Además de este, hay otros parques poco conocidos que merecen la pena. Por ejemplo, justo detrás del toro de Wall Street, en frente del museo nacional del indio americano, está el Bowling Green. En este parque fue donde los holandeses compraron Manhattan a los nativos por 24 dólares.
Más allá del Met y el Moma
Los museos son una indudable atracción turística y en Nueva York no es para menos. Para los amantes del arte contemporáneo el Manhattan está el Moma, pero más conocido es aún el Museo Metropolitano. Uno de los más grandes del mundo y para el que se necesitarían mínimo tres días para poder verlo todo, y sin detenernos mucho tiempo en cada obra.
Sin embargo, hay más museos más allá de los dos principales de la ciudad. Para aquellos amantes de la pintura existe una colección privada poco conocida. En la quinta con la 70 está el edificio Frick, donde el millonario expone su colección de obras maestras.
Es un edificio que se recorre en poco más de una hora, pero donde hay grandes obras de los mejores maestros. Desde un Velázquez, hasta un Greco en pintura española. Varias obras de Turner para aquellos amantes de la pintura inglesa y un Bellini custodiado por dos obras de su discípulo Tiziano.
No es el museo más demandado y conocido, pero realmente merece la pena entrar a la Colección Frick y pasear por la propiedad privada del coleccionista donde podemos ver a grandes maestros de la pintura.