Pese a la mejora reciente, la rentabilidad del 10 años portugués sigue siendo más de un punto superior en estos momentos a la negociada a principios de año. Su riesgo país también alcanza niveles máximos recientes en 3,2 puntos. ¿No les parece mucho? Bueno, no lo es. Pero resalta en un escenario de caída generalizada […]
Dirigentes Digital
| 23 sep 2015
Pese a la mejora reciente, la rentabilidad del 10 años portugués sigue siendo más de un punto superior en estos momentos a la negociada a principios de año. Su riesgo país también alcanza niveles máximos recientes en 3,2 puntos.
¿No les parece mucho? Bueno, no lo es. Pero resalta en un escenario de caída generalizada de los tipos de interés de la deuda pública a nivel mundial. Y en porcentaje supone un aumento por encima del 50%.
Con todo, tipos de interés y spread han llegado a ser más altos a principios de este mes. En el caso del diferencial con la deuda alemana, más de 4 puntos. Y este es el nivel más elevado en 2 años.
¿Las razones? Desconfianza hacia el presupuesto y la propia aversión al riesgo internacional.
La semana pasada el Presidente del Eurogrupo recordaba al Gobierno portugués que debe estar preparado si fuera preciso para tomar nuevas medidas de ajuste.
La historia ya la conocen: las elecciones generales de octubre se traducen en la dificultad de formar gobierno por el partido ganador de centro izquierda, dejando entonces el gobierno en manos de la coalición de izquierda entre el Partido Socialista, el Bloque de Izquierda y el Partido Comunista. Se toman nuevas medidas revirtiendo reformas y ajustes estructurales del anterior gobierno (subida de salario mínimo, recuperando días de vacaciones, derogando el impuesto especial sobre grandes pensiones y descongelando estas) y se intenta renegociar con la Comisión el objetivo de déficit. Finalmente se alcanza un principio de acuerdo a principios de este mes con un ajuste adicional de 0,5 puntos del PIB, especialmente en términos de ingresos (impuestos). Naturalmente, acompañadas de una mayor eficiencia en los gastos, son de acuerdo con el nuevo Gobierno portugués suficientes para cumplir con el objetivo de ajuste fiscal previsto para este año.
El Gobierno portugués espera que el déficit público baje este año hasta un 2,2% del PIB desde el 3% anterior, con la deuda a la baja hasta 127,7% desde el 128,7% antes. La Comisión Europea no lo vio tan claro, especialmente con respecto al ajuste obligado en el déficit público estructural. El compromiso alcanzado al límite al que me refería al principio ha dejado las espadas en alto hasta la primavera donde se podrá confirmar la evolución inicial de las cuentas públicas. O como decía el Eurogrupo, ante las dudas de que finalmente su evolución quede claro que no se ajusta a lo previsto esto llevaría a que las autoridades portuguesas tomarán nuevas medidas de ajuste más efectivas. Sólo una matización: nosotros consideramos la previsión oficial de crecimiento para este año del 1,8% demasiado optimista. Veremos.
Las presiones de Bruselas, con todo, chocan con el principio de acuerdo de Gobierno alcanzado por el Partido Socialista y los otros dos partidos de izquierda que le soportan. Al final, la debilidad del Gobierno portugués es en el fondo lo que subyace a la desconfianza de las autoridades europeas (y de los mercados) en el cumplimiento de los objetivos de déficit y reformas estructurales que buscan un aumento del crecimiento potencial.
Ahora el QE del BCE también beneficia a la deuda portuguesa, puesto que una única agencia de rating (DBRS) lo mantiene en niveles de inversión. Pero, la Agencia canadiense ya ha advertido a través de un outlook negativo de la posibilidad de perder este rating. Quizás tan pronto como en su revisión a finales de abril. ¿Qué pasaría entonces con la rentabilidad al quedar fuera en teoría del QE?
José Luis Martínez Campuzano es Estratega de Citi en España.