Las críticas sobre el impacto de la sobreregulación en el sector se repiten desde hace años. Y el futuro parece estar solo asegurado para aquellos que sean capaces de adaptarse al nuevo entorno a base de una mayor eficiencia. Otros simplemente no sobrevivirán. O se verán abocados a procesos de fusiones para hacerlo. Esta es […]
Dirigentes Digital
| 14 sep 2015
Las críticas sobre el impacto de la sobreregulación en el sector se repiten desde hace años. Y el futuro parece estar solo asegurado para aquellos que sean capaces de adaptarse al nuevo entorno a base de una mayor eficiencia. Otros simplemente no sobrevivirán. O se verán abocados a procesos de fusiones para hacerlo.
Esta es la teoría que la consultora McKinsey & Co maneja en un reciente informe, en el que asegura que "la presión en los márgenes de beneficio forzará a la banca privada a reducir costes y revisar" el número de centros en los que operar. Según calculan desde la firma, para ser rentables en medio del tsunami regulatorio, el volumen mínimo de activos bajo gestión debe situarse en el entorno de los 10.000 millones de euros por centro.
Desde la firma recuerdan cómo la banca privada europea lleva años destinando recursos a adaptar sus negocios a nuevas regulaciones como MiFID, indicando que una de cada seis entidades del sector registró pérdidas en 2014 debido a este proceso.
En este escenario, el estudio refleja diferencias entre los distintos modelos de negocio. "Mientras el margen de beneficios de las divisiones de banca privada de los bancos universales con negocios minoristas mejoró cuatro puntos básicos hasta 36 puntos básicos el pasado año, el margen de las firmas independientes cayó a 27 puntos desde los 32 en 2010".
El estudio llama la atención de las entidades sobre la urgencia de reformar las estructuras de tarifa para mantener las ventajas competitivas en este nuevo escenario. Desde la consultora reconocen que "una mayor transparencia en los precios presionará inevitablemente los márgenes de las entidades de banca privada". Por eso, consideran que será necesario para todos los jugadores "repensar sus modelos de tarifas y demostrar su valor siendo más claros con los clientes".
Hay que recordar que bajo la normativa MiFID II, que entrará en vigor en enero de 2017, se requerirá a los gestores de activos que desvelen de forma transparente todos los costes que lleva acarreado su servicio (gastos corrientes, transacción, custotia, research, comisiones de rentabilidad o de reembolso, etc..).