El dinamismo de la renta fija camina de la mano de los bancos centrales. Sobre todo, después de las declaraciones de Mario Draghi, presidente del Banco Central Europeo, que abría la posibilidad ya real de la retirada paulatina de los estímulos monetarios en la zona euro. Esto, obviamente cambia el entorno de las clases de […]
Dirigentes Digital
| 03 ago 2017
El dinamismo de la renta fija camina de la mano de los bancos centrales. Sobre todo, después de las declaraciones de Mario Draghi, presidente del Banco Central Europeo, que abría la posibilidad ya real de la retirada paulatina de los estímulos monetarios en la zona euro. Esto, obviamente cambia el entorno de las clases de activos, también en los bonos, aunque la inflación sigue siendo un factor a tener en cuenta. A pesar de la austeridad de principios de verano, parece que los bancos centrales no están dispuestos a declarar la victoria en la lucha para restaurar la inflación a los niveles objetivo. “Tal vez sigue siendo una cuestión de tiempo, la curva de Phillips eventualmente comenzará a mostrar salarios más altos una vez que el desempleo haya caído más, pero por el momento la política está en suspenso hasta que la inflación empieza a subir”, comenta Chris Iggo, director de inversiones y responsable de renta fija de AXA IM. Durante el verano, las tasas de inflación suaves deben mantener a los banqueros centrales tranquilos y los bonos “lo deberían hacer bien”, explica. Aunque hay fuerzas que están generando diferentes “tasas de inflación dentro de las economías desarrolladas que van más allá del alcance de la política monetaria que se dirige al nivel general de precios”. Estas tendencias -desinflación en los precios de los bienes, inflación positiva en los servicios prestados por el sector público- tienen implicaciones distributivas. Los teléfonos inteligentes pueden estar volviéndose más baratos, pero la provisión de asistencia sanitaria universal no lo es y eso “desafía la gestión de las políticas fiscales y públicas en muchos países desarrollados”. A nivel macro, la baja inflación continua y la incapacidad de los bancos centrales para normalizarla “significará que los precios de los activos seguirán siendo impulsados por el dinero barato”. Por eso Iggo sostiene que en ese punto “hay un riesgo”. De esta manera, si los rendimientos de los bonos se van a incrementar en los próximos meses, uno de los impulsores será lo que el experto describe como la “normalización oportunista” de la política monetaria. A nivel interno es necesario restaurar el espacio político” y que el potencial para el aumento de los costos del servicio de la deuda “ponga de manifiesto la importancia de una normalización gradual y constante de la política monetaria, pero también el riesgo de esperar demasiado tiempo para normalizarse”. Los banqueros centrales quieren normalizarse, ven múltiples razones para normalizarse y quieren comunicarse efectivamente con los mercados sobre cómo lo van a hacer. De este modo, los inversores esperan que la Reserva Federal (Fed) empiece a reducir el tamaño de su balance a finales de este año y también que el Banco Central Europeo (BCE) empiece a disminuir las compras de bonos en 2018. Aunque no se trata de la misma canción, dice Iggo, los dos bancos centrales ya cantan en “el mismo festival de música”.