El futuro de los mercados en el ámbito español ha sido bastante incierto en los últimos ejercicios. Casi al filo del alambre cual funambulista circense. A pesar de que las condiciones económicas han sido cada vez más favorables, la realidad es que la renta variable ha adolecido de irregularidades constantes. Sin embargo, las valoraciones se […]
Dirigentes Digital
| 11 may 2018
El futuro de los mercados en el ámbito español ha sido bastante incierto en los últimos ejercicios. Casi al filo del alambre cual funambulista circense. A pesar de que las condiciones económicas han sido cada vez más favorables, la realidad es que la renta variable ha adolecido de irregularidades constantes. Sin embargo, las valoraciones se encuentran, en su mayoría, en un punto óptimo para sacar provecho a la cartera siguiendo el hilo de los fundamentales. La inercia de la economía española es francamente positiva, pudiendo confiar en un avance de la misma del 2,8% durante 2018. Esta cifra supondrá una ligera moderación respecto a las cifras del año pasado que no debe inquietar ya que, después de la fuerte recuperación de los últimos tiempos, avanzaremos progresivamente hacia un proceso de crecimientos más atemperados en los próximos años que debe percibirse como normales. No obstante, según apunta Patricia Mata, directora de Inmdi Funds, a corto plazo, la demanda externa “seguirá sumando y la inversión continuará poniendo en valor el mayor apetito hacia el ladrillo”, además de la necesidad de seguir reforzando la capacidad productiva después de los déficits generados durante la época más dura de la crisis y que “generan cuellos de botella ante un entorno de demanda sólida”. En este sentido, los indicadores económicos continuaron señalando una mejora que todo apunta, tal y como indica Rafael Ojeda, analista independiente, se mantendrá a lo largo de este año, por lo que “la valoración es muy positiva si atendemos principalmente a un descenso significativo de la tasa de desempleo, a la continua reducción de la prima de riesgo y la percepción exterior que se tiene de la economía española en su conjunto”. Por tanto, con todos estos mimbres, la incógnita es, ¿qué sucede con los riesgos para tomar posiciones en la bolsa española? Lo primero de todo es que, siguiendo ciclos de otros momentos favorables, el riesgo de recesión a nivel mundial está absolutamente descartado. Por lo pronto. Mata explica que el riesgo asumible a la hora de invertir resulta clave y esto explica su papel central en la definición de las políticas de inversión, “utilizándose normalmente las calificaciones de las agencias de rating para establecer los límites asumibles de riesgo”. Por este motivo, la evolución de las calificaciones, en este caso recientemente España ha sufrido una mejora de su calificación crediticia, cobra gran importancia, afirma la experta, “al estrechar o ampliar el universo de inversores”, lo cual tiene un impacto reseñable en la conformación de la demanda de “determinados activos”. Asimismo, las situaciones de incertidumbre generadas por el espectro de la política habrían quedado aparcadas por el momento. Salvador Alves, analista de Orey iTrade, comenta que la crisis en Cataluña del año pasado continúa “adormecida”. Un episodio puede tener algún impacto en “el turismo y en el sector inmobiliario mientras no salga de la memoria de las personas, pero si no va a más, el efecto será sólo residual”. Sara Carbonell, relationship manager de CMC Markets, añade a este respecto que es un problema que está “asumido” tras lograr contener a los “agitadores” con Ley en la mano y después de que las grandes empresas hayan cambiado su sede, provocando que el mercado ya no lo “tenga en cuenta”. Si quiere seguir leyendo el reportaje completo suscríbase a la revista Dirigentes