Pocas veces unas elecciones deja claros vencedores y vencidos. Los políticos cierran filas y consiguen sacar lecturas positivas para su formación. Pero esta vez el contexto político, con unas generales a final de año, las municipales y autonómicas de por medio, y la efervescencia de nuevas fuerzas políticas, ha provocado que las valoraciones y los […]
Dirigentes Digital
| 24 mar 2015
Pocas veces unas elecciones deja claros vencedores y vencidos. Los políticos cierran filas y consiguen sacar lecturas positivas para su formación. Pero esta vez el contexto político, con unas generales a final de año, las municipales y autonómicas de por medio, y la efervescencia de nuevas fuerzas políticas, ha provocado que las valoraciones y los movimientos internos se precipiten. El PSOE vencedor de las elecciones, no ha logrado disimular las tensiones entre Ferraz y la dirección andaluza. Susana Díaz focalizó las elecciones en clave regional y Pedro Sánchez, secretario general del partido, fue una mera comparsa. La presidenta electa ha puesto un fuerte dique entre Madrid y Sevilla y ha mostrado su músculo político como la lideresa del partido. Díaz niega que vaya a dar el salto a la política nacional, pero eso no significa que Pedro Sánchez tenga el camino despejado para ser elegido como candidato a las elecciones generales. En mayo, se celebrarán las primarias y el secretario general necesita el apoyo de Andalucía si quiere ser elegido.
Por su parte, al PP le ha costado reconocer la derrota histórica a primera instancia. La autocrítica no ha aparecido desde la dirección general, que ha arropado al candidato José Manuel Moreno Bonilla. Carlos Floriano fue el altavoz de Mariano Rajoy para insistir que Andalucía es un territorio hostil para el partido y que los resultados no son extrapolables para la siguiente cita electoral. Pero como la política son tan importantes como los gestos. Ante las felicitaciones a Moreno por su campaña, en el día de la derrota no fue arropado por ninguno de los altos cargos del Gobierno. Y al día siguiente ninguno de los barones del partido acudieron al Comité Ejecutivo.
Sin embargo, durante el día surgieron los versos libres con una visión muy distinta de la oficial del partido. El ministro de exteriores, José Manuel García-Margallo, admitió que la derrota fue mucho peor de lo esperado y Aguirre culpó directamente a Rajoy por el fracaso por nombrar a dedo a un candidato casi desconocido.
A otro partido que no le ha salido las cuentas ha sido Podemos. La formación de Pablo Iglesia logró 15 escaños, pero muy por debajo de las expectativas creadas. El CIS y otras encuestas otorgaban al menos 20 diputados. En rueda de prensa Carolina Bescansa, secretaria de análisis político, reconoció que la irrupción en Andalucía no había sido lo suficientemente satisfactoria. Se felicitó por lo conseguido pero señaló que Podemos había nacido para gobernar y el salto se había quedado corto. La teoría de transversalidad del partido y del centro del tablero político ha quedan desmontado viendo el caladero de votos en Andalucía. El trasvase de votos se ha producido principalmente de Izquierda Unida y el crecimiento ha quedado limitado por la fortaleza socialista. Los votos del centro que dan la mayoría se han repartido con PSOE y han alimentado a Ciudadanos. Con el batacazo de Izquierda Unida y con UPyD fuera del parlamento, los auténticos vencedores de las elecciones han sido Ciudadanos.