El pasado 7 de julio fue la fecha elegida por BME para, con casi siete años de retraso, poner en marcha su esperada plataforma de fondos, con la que los inversores podrán comprar estos vehículos de inversión del mismo modo que compran acciones. El negocio parece un paso natural en un momento de expansión incontestable en la industria […]
Dirigentes Digital
| 21 ago 2017
El pasado 7 de julio fue la fecha elegida por BME para, con casi siete años de retraso, poner en marcha su esperada plataforma de fondos, con la que los inversores podrán comprar estos vehículos de inversión del mismo modo que compran acciones. El negocio parece un paso natural en un momento de expansión incontestable en la industria de fondos. Aunque el ritmo de crecimiento se ha frenado en los últimos meses, estos productos ya no son solo cosa de institucionales. Según los últimos datos del Banco de España a cierre de 2016, las familias españolas acumulan 195.333 millones de euros invertidos en estos vehículos (sin contar IICs extranjeras y Sicavs). La cifra supone máximos desde 2007. La ‘cara mala’ es que su peso aún se limita a un 9,3% en el total del ahorro financiero, frente al 41,2% de depósitos y efectivo y el 27,2% de la inversión directa. Las plataformas de fondos han venido a jugar un papel de cambio en una industria completamente bancarizada. No hay que olvidar que más del 45% del volumen de fondos gestionados en España está en manos de las gestoras de Banco Santander, CaixaBank y BBVA. Y el 75% de los partícipes accede a estos productos a través de su banco, según explicaba en una reciente presentación del Observatorio Inverco Ángel Martínez- Aldama, presidente de la patronal. El problema es que la distribución a través de redes bancarias limita, y mucho, la oferta a la que pueden acceder los clientes. Se ofrece producto propio, no hay arquitectura abierta y se evita recomendar fondos de otras gestoras. “Algo que no sucede, por ejemplo, con los valores bursátiles. Cuando tratas con el bróker de una entidad bancaria, puede recomendarte sin problema la inversión en títulos de otro banco distinto”, explican desde una entidad financiera nacional. Al calor de esta anomalía, firmas como Inversis, Renta 4 o Tressis se atrevieron hace años a lanzar plataformas privadas de fondos en las que los particulares pueden elegir entre un amplio abanico de productos y de distintas gestoras, siguiendo los pasos de gigantes como Allfunds Bank, más centrado en inversores institucionales. (Sigue leyendo el artículo aquí: La revolución de las plataformas de fondos)