La ruina de los accionistas minoritarios

"Invertir hoy en bolsa es como invertir en el casino". Así de contundente se muestra el presidente de la plataforma de accionistas minoritarios Unidos por La Seda, Juan de Frutos, en declaraciones a DIRIGENTES. "La Comisión Nacional del Mercado de Valores (CNMV) no cumple con su misión de supervisión ya que si el organismo hubiera cumplido con sus funciones, La Seda no estaría en esta situación", apunta de Frutos.

Y es que, la precaria situación de la compañía es prácticamente insostenible. Las acciones de La Seda han perdido prácticamente su valor en bolsa. El pasado 26 de noviembre, sus títulos se cambiaban a 0,73 euros, un valor irrisorio frente a los máximos históricos en los que ha llegado a cotizar. Los principales perjudicados, los accionistas minoritarios.

En un nuevo capítulo de la mala gestión de la empresa, la Abogacía del Estado ha solicitado al juez que lleva el caso de la petroquímica 12 años de prisión y una indemnización de 4,3 millones de euros para su ex presidente, Rafael Español, y otros siete miembros de la cúpula directiva. Un paso necesario pero que no soluciona la difícil situación a la que se enfrentan los accionistas "atrapados". Juan de Frutos señala que "a nosotros esta operación no nos interesa en exceso, ya que nada más se centra en que estos dirigentes de La Seda supusieron una merma de dinero superior a los 4 millones de euros".

Una operación enrevesada

Lo importante, según destaca de Frutos, es la operación que hay detrás y la devolución del dinero. Y es que los entresijos del desfalco de La Seda son complicados: los directivos de la compañía simularon la producción de casi 65.000 toneladas de PET y crearon contratos fantasma con otras compañías controladas por ellos mismos.

En este punto, la estafa se centraba en revender la falsa materia prima a varias sociedades que controlaban ellos para, finalmente, revenderlas a La Seda a un precio muy superior. De esta forma, los propios directivos de la empresa crearon un agujero de 4,3 millones de euros, mientras que en las cuentas presentadas a la CNMV en 2006 aparecían unos resultados saneados.

Para la asociación Unidos por La Seda, todas estas operaciones son ficticias, se inventaron en 2006 para incrementar las cuentas de ese año en 65 millones de euros y así tener un resultado con beneficios para que los inversores se animaran a acudir a las ampliaciones de capital. Estas mismas cuentas se deterioran en 2.008 alegando que las empresas compradoras de la mercancía (que no existe), no eran solventes y que no iban a pagar". El gran vacío se crea porque "ninguno de los miembros del Consejo de Administración, ni del Comité Auditor Interno de La Seda, ni el Auditor Externo" cumplieron su misión de supervisión, según añade la asociación.

En esta misma línea se encuentran los accionistas minoritarios de la OPA de Deoleo. El propio supervisor que autoriza la operación de compra por parte del fondo británico CVC ha reconocido que la oferta no tiene un precio equitativo. Este hecho hace que los minoritarios, un 46% de la compañía, tenga como única opción vender sus acciones.

¿Qué garantía tienen los inversores si todos los mecanismos de supervisión fallan? De momento, los accionistas minoritarios tienen que seguir "atrapados" en un agujero de difícil salida.