La crisis económica en Europa generó una caída de la tasa de natalidad durante la última década. Ahora, este índice oscila entre 1,2 y 1.3 hijos por pareja en los países que han sufrido más estos últimos años como Grecia, Italia y España. El ex presidente de Uruguay José Mujica se refirió a este problema […]
Dirigentes Digital
| 24 oct 2015
La crisis económica en Europa generó una caída de la tasa de natalidad durante la última década. Ahora, este índice oscila entre 1,2 y 1.3 hijos por pareja en los países que han sufrido más estos últimos años como Grecia, Italia y España. El ex presidente de Uruguay José Mujica se refirió a este problema en su última visita a España, a finales de septiembre y argumentó que los refugiados pueden ser la "solución" a este problema.
El político uruguayo considera que el viejo continente tiene un problema de "baja tasa de natalidad", por lo que, la llegada de refugiados, aunque "es un problema hoy, si Europa logra asimilarlos, más que problema es una posibilidad".
En concreto, en Alemania, si el flujo de inmigrantes se mantiene, sumará a su población 2,5 millones de personas. Pese al desafío, algunos expertos considerar que el flujo de refugiados puede llegar a ser un factor positivo para el país, que ayudará a frenar el cambio demográfico e inyectará una nueva vitalidad a la economía al rejuvenecer la fuerza laboral.
Los inmigrantes rejuvenecen España
Ocurriría en el país germano algo parecido a lo que ocurrió en el nuestro antes de la crisis laboral. Esta situación, además de hacer al país perder habitantes, provocó un cambio en la estructura demográfica de la población. Según los datos de padrón continuo difundidos por el Instituto Nacional de Estadística (INE), de media las personas de otras nacionalidad que viven en España son más jóvenes y han contribuido a rebajar la edad de los 46 millones del país. La media española es de 43 años, frente a los 35 de los extranjeros. De hecho, entre 200 y 2004, la edad media de los extranjeros residentes en España era de 33 años. Ahora, y desde 2013, nuestro país pierde población, es decir, tiene un saldo migratorio negativo. Sólo en la capital, la media de edad de los habitantes pasó de 43,9 años a 31,7 en 2006.
Algo muy parecido ha ocurrido con la natalidad, otro índice que podría recuperarse gracias a los refugiados. En 1996, España estaba a la cola de Europa en cuanto a nacimientos, 1,16 hijos por mujer de media. Sin embargo, cuando comenzó el fenómeno migratorio, la cifra comenzó a subir. En 2006, el país experimentó un incremento vegetativo (nacimientos menos defunciones) de 109.835 habitantes. Un empujón considerable si se compara con los 79.000 nuevos españoles que entraron en los datos demográficos un año antes.
Castilla y León parece haber sido la primera comunidad autónoma en darse cuenta de las similitudes de la actual crisis con el fenómeno migratorio anterior. Desde su Junta ha afirmado que los refugiados no suponen un freno para la recuperación económica de la Comunidad ni de España, sino más bien una oportunidad para rejuvenecer la población.
Según apunta la Organización para el Desarrollo y el Crecimiento Económico (OCDE), la migración no puede dar la vuelta al envejecimiento de un país. Pero en una situación de bienestar económico la presencia de una inmigración joven puede tener consecuencias directas, por ejemplo, sobre el sistema de pensiones. Y positivas, ya que se trata de una población que todavía trabajará durante muchos años y que aportará al mantenimiento de la Seguridad Social. "La migración laboral soporta la innovación y el desarrollo de las sociedades basadas en el conocimiento, además de rellenar las fallas en un mercado laboral que se está adaptando a un nuevo sistema productivo", apunta la organización en un estudio sobre la migración a nivel global.