Se suelen emplear términos etéreos para hablar de internet, pero la realidad de la red es muy material. Para bajar datos de la “nube” se precisa de una estructura compleja y, sobre todo, muy rápida. Más de 350 cables submarinos conectan el mundo con una extensión conjunta de 980.000 kilómetros de fibra óptica que transportan […]
Dirigentes Digital
| 02 ago 2017
Se suelen emplear términos etéreos para hablar de internet, pero la realidad de la red es muy material. Para bajar datos de la “nube” se precisa de una estructura compleja y, sobre todo, muy rápida. Más de 350 cables submarinos conectan el mundo con una extensión conjunta de 980.000 kilómetros de fibra óptica que transportan el 99% de la información mundial, según apunta Builtvisible. Una instalación lenta y costosa Para mantener conectada la world-wide web se precisa de una red submarina que comenzó su construcción a mediados del siglo XIX. El primer cable transatlántico unía la línea de telégrafo de Irlanda a Terranova y desde entonces se han instalado 350 cables que superan con creces la longitud del original, aunque mantienen un procedimiento de construcción muy similar. El proceso se inicia con el traslado de uno de los extremos del cable hasta una estación en la costa y el resto se lleva enrollado en los buques cableros. Estos barcos tienen una máquina submarina que se encarga de tender el cable y enterrarlo. Además, llevan incorporados unos repetidores ópticos, que analizan si el cable se cruza con otro en su recorrido. Aun así, antes de colocarlo, es necesaria una exploración previa del fondo marino —profundidad, ecosistema, placas tectónicas, etc.— para planificar el recorrido y asegurar “la buena salud” del cable. El poder de los cables submarinos A pesar de su alto coste, la baja latencia y la alta velocidad de los cables los hacen preferibles por encima de la conexión vía satélite. Los cables subacuáticos permiten trasladar 160 terabits por segundo, lo que equivale a transmitir 4.000 dvd en un segundo a 6.600 kilómetros de distancia, como es el caso de la línea Marea, que conectará España con Estados Unidos. Estas redes submarinas gestionan la práctica totalidad de las comunicaciones globales, permiten el acceso a Internet, controlan los datos, conectan las diferentes economías del mundo y, ayudan a ejecutar las operaciones de los mercados financieros. Para la mayoría de países existe un plan alternativo en el caso de que uno de estos cables kilométricos se rompa en algún punto de su extensión, pero otras regiones más aisladas no tienen un plan B. En 2015, 53.000 personas se quedaron aisladas en las Islas Marianas al romperse el cable transoceánico, lo que llevó a la declaración del estado de emergencia en el país. Los dueños del transporte de datos Los cables de la red se identifican con un código de la empresa o el consorcio en el caso de los cables privados, como es el caso del Tata TGN que une Japón con el estado de Oregón en Estados Unidos. Los propietarios suelen ser operadores telefónicos o empresas de telecomunicaciones que alquilan el acceso al cable a los operadores de internet. No obstante, la tradicional red de redes general a ser un conglomerado de redes superespecializadas controlado por compañías tecnológicas con suficiente poder como para contribuir en la construcción de cables submarinos. Así pues, tal y como expresa Kevin Salvadori, portavoz de Facebook, parece que vamos hacia un mundo “más abierto y conectado”.