Cuando Hugo Chávez tomo el control del Gobierno en 2006, y de la Asamblea Nacional y todas las instituciones, las telecomunicaciones iniciaron un proceso de deterioro que se vio materializado en el 2010, cuando, con la reforma de la Ley de Telecomunicaciones, cambiaron las inversiones, la evolución de servicios y se ralentizaron las mejoras en […]
Dirigentes Digital
| 08 ene 2016
Cuando Hugo Chávez tomo el control del Gobierno en 2006, y de la Asamblea Nacional y todas las instituciones, las telecomunicaciones iniciaron un proceso de deterioro que se vio materializado en el 2010, cuando, con la reforma de la Ley de Telecomunicaciones, cambiaron las inversiones, la evolución de servicios y se ralentizaron las mejoras en las plataformas.
El subsidio al sector y servicios, que prácticamente había quedado a un lado en el año 2000, volvió con fuerza al en 2007, cuando el Gobierno, para evitar la competencia, comenzó a regular las tarifas y a congelar los aumentos en el sector privado, golpeando la innovación y paralizando cualquier idea que pudiese llevar al país al terreno del avance en tecnología.
Las subvenciones y financiación podrían parecer una buena idea en los primeros años, cuando se produjo un aumento del acceso de las personas más desfavorecidas al servicio. Sin embargo, poco a poco, el sector a comenzado a perder estos clientes, que pese a las ayudas, no han podido hacer frente al coste de estos.
En tan sólo un año, por ejemplo, la telefonía móvil perdió 660.000 clientes activos de los servicios para situarse en unos 29,5 millones, en medio de una política de Gobierno en la que las tarifas fueron congeladas y sólo se permitió a los operadores privados un aumento del 38%, en una economía que, según cifras extraoficiales, cerró con una inflación de más de 250%.
En ese tiempo, miles de clientes de servicios dejaron de pagar sus rentas y, a pesar de que las tarifas no crecieron de acuerdo a la inflación, muchos, con ajustes de salarios, dejaron de tener un teléfono móvil a su disposición. Incluso Movilnet, la estatal que otorga el mayor subsidio, vio como miles de sus clientes dejaron de utilizar su plataforma, pues el salario no les llegaba para pagar sus servicios.
El mismo destino enfrentan los servicios de Internet, que llevan años siendo golpeados por la falta de inversiones, con pocas empresas operando y con planes y servicios realmente limitados. Los datos del regulador en ese punto, indican que, en un año, el segmento perdió poco más de 34.000 clientes para estabilizarse en 3,6 millones y, aunque la cifra no parece preocupante, lo complejo del caso está en que, por un lado, las tarifas de acceso a Internet están subsidiadas para que más hogares se sumen a los servicios, algo que no está pasando y, por el otro, más de la mitad de los hogares del país aún no cuentan con Internet, lo que debería impulsar su adhesión.
El único servicio que se mantiene creciendo es el de Televisión por Suscripción, que en el último año avanzó en poco más de 400 mil nuevos clientes para alcanzar los 4,8 millones de hogares.