Casi 10 años después de que comenzara la crisis económica, la economía mundial está en mucha mejor forma, según el informe de competitividad económica global del Foro Económico Mundial. El crecimiento lento pero sostenido de los últimos años parece continuar, con un crecimiento previsto del 3,5% en 2017. No obstante, vivimos un tiempo de cambios […]
Dirigentes Digital
| 27 sep 2017
Casi 10 años después de que comenzara la crisis económica, la economía mundial está en mucha mejor forma, según el informe de competitividad económica global del Foro Económico Mundial. El crecimiento lento pero sostenido de los últimos años parece continuar, con un crecimiento previsto del 3,5% en 2017. No obstante, vivimos un tiempo de cambios sin precedentes e incertidumbres. Las directrices globales chocan con una rápida evolución tecnológica y crea un mundo donde los líderes globales deben pensar largo y tendido sobre sus programas políticos y económicos. El crecimiento sostenido parece estar más que garantizado. El último informe del FEM analiza 137 economías pos su capacidad de sostener un crecimiento inclusivo. Esto es, crecimiento que traiga consigo un cambio positivo y que beneficie a la ciudadanía y el medio ambiente. El índice se basa en 12 pilares de competitivadad, incluyendo innovación, infraestructura y el entorno macroeconómico. Clasifica países según su calificación por categorías. Suiza está a la cabeza del ranking por sexto año consecutivo, con una puntuación alta en casi todos los pilares de la competitividad. Su economía tiene poder de recuperación, su mercado laboral es fuerte y tanto sus ciudadanos como sus negocios adaptan nuevas tecnologías con facilidad. Los suizos se benefician de una sanidad y una educación públicas de alto nivel, mientras que los empresarios puntúan alto en sofisticación e innovación. Estados Unidos ha conseguido su mejor posición en el ránking este año y ocupa la segunda plaza, lo que implica un escalón de subida con respecto al año pasado y desde el séptimo puesto cuando comenzó el ranking. No obstante, su posición no está asegurada. Mientras que la economía más grande del mundo puntúa alto en eficiencia e innovación, no lo hace tanto en el pilar macroeconómico. Estados Unidos tampoco tiene buena nota en sanidad y educación primaria. Singapur ha descendido un puesto este año y baja hasta el tercer peldaño del índice mundial. A pesar de una buena puntuación en todas las materias (en el top tres de muchos pilares), el incremento de la deuda soberana ha bajado su nota económica. De todas formas, la infraestructura de transportes, los mercados laborales y de valores y el sector financiero son altamente eficientes. El resto del top 10 se compone de cinco países europeos (Países Bajos, Alemania, Suecia, Finlandia y Reino Unido) junto con Hong Kong y Japón. Puede haber problemas en el horizonte Después de una década de crisis financiera, los sectores de finanzas son vulnerables. Los niveles crecientes de deuda privada en economías emergentes y el crecimiento de mercados de capital no regulados son solo dos elementos que preocupan a los autores del informe. Mientras que el índice de este año refleja una nota alta de varias economías en innovación, los beneficios no se reparten demasiado. Las economías harían bien en poner más esfuerzo en incrementar la disposición de la población y las empresas a adaptarse a la nueva tecnología, según recoge el informe. Muchas economías también puntúan alto en la flexibilidad de su mercado laboral, algo que ayuda a impulsar el crecimiento económico. De todas formas, a menos que esté equilibrado con la protección del trabajador, no todas prosperarán. El informe también señala que la recuperación económica global se basa en fundamentos poco sólidos. Esto se debe a que está impulsado por las tasas bajas de interés en vez de los impulsores directos de crecimiento. “El crecimiento económico es importante para el desarrollo humano y el bienestar. El crecimiento crea los recursos necesarios para una mejor educación, sanidad y seguridad y para unos mayores ingresos”, concluye el informe. “El crecimiento económico no debe ser un fin en sí mismo. Debe contribuir al bienestar humano, estar enraizado en una legitimidad política y estar definido y medido con base en una noción multidimensional del progreso económico que incluya valores como una distribución de las ganancias económicas de base amplia, la sostenibilidad medioambiental y la igualdad intergeneracional para la gente joven y las futuras generaciones”.