Todos los que trabajamos vinculados al sector financiero nos hemos preguntado alguna vez si el hecho de estar continuamente atentos a las noticias del mercado nos impide ver las cosas con la suficiente perspectiva para tomar decisiones donde los aspectos cualitativos tengan el papel que merecen. Las empresas son negocios de personas y no de […]
Dirigentes Digital
| 23 sep 2015
Todos los que trabajamos vinculados al sector financiero nos hemos preguntado alguna vez si el hecho de estar continuamente atentos a las noticias del mercado nos impide ver las cosas con la suficiente perspectiva para tomar decisiones donde los aspectos cualitativos tengan el papel que merecen.
Las empresas son negocios de personas y no de activos. Esta es una de las diez reglas de oro de Hugh Young, nuestro jefe global de Renta Variable. Y para nosotros es una de esas grandes historias que no tienen secretos. Es una frase simple y sencilla hasta el extremo. Si bien es cierto que el éxito o fracaso de un negocio depende de todos y cada uno de los empleados que lo conforman, también lo es que aquellos en la alta dirección son los que han de definir la cultura corporativa, dar ejemplo y velar por llevar a cabo buenas prácticas de gobierno corporativo. Sólo con una sólida cultura corporativa implementada a todos los niveles de la empresa se puede transmitir confianza a los inversores y por ende, garantizar el éxito a largo plazo.
A la hora de seleccionar compañías donde invertir, se debería exigir que cuenten con sólidos procesos y buenas prácticas de gobierno corporativo. Pero antes de exigírselos a los demás, todos deberíamos comenzar por analizar si nosotros mismos en el interior de nuestras organizaciones las estamos llevando a cabo o si hay algo que podríamos mejorar o que, por exceso de ambición, hemos olvidado. Porque no podemos exigir a los demás aquello que nosotros no hacemos. Porque a largo plazo, sólo aquellos que son fieles a sus procesos y que no se dejan llevar por modas pasajeras o por prácticas poco ortodoxas obtendrán éxito. Y porque la base del sistema es la confianza, y esta solo se puede construir si nos basamos en las buenas prácticas de todos y cada uno de nosotros.
"El secreto de las Grandes Historias es que no tienen secretos. Las Grandes Historias son aquellas que ya se han oído y que se quiere oír otra vez. Aquellas a las que se puede entrar por cualquier puerta, y habitar en ellas cómodamente. No engañan con emociones o finales falsos. No sorprenden con imprevistos. Son tan conocidas como la casa en la que se vive". Estamos seguros de que cuando Arundhati Roy escribió su primera novela, El Dios de las Pequeñas Cosas, de la cual hemos extraído esta cita, lo último en lo que podría pensar es en su posible aplicabilidad a los mercados financieros. Pero lo cierto es que cada vez más, las grandes historias a largo plazo no tienen más secreto que la sencillez, la transparencia, el esfuerzo en equipo, y ser fiel a los principios.
Ana Guzmán es directora general (country head) de Aberdeen en España.