El gigante asiático se ralentiza y tiene por delante muchos retos derivados de la transición en marcha hacia una economía basada más en el consumo y menos en la inversión y la deuda, sin embargo, su atractivo para el negocio de gestión de activos sigue ahí. Y es que, no podemos olvidar que el mercado […]
Dirigentes Digital
| 22 oct 2015
El gigante asiático se ralentiza y tiene por delante muchos retos derivados de la transición en marcha hacia una economía basada más en el consumo y menos en la inversión y la deuda, sin embargo, su atractivo para el negocio de gestión de activos sigue ahí. Y es que, no podemos olvidar que el mercado chino será uno de los de más rápido crecimiento de la riqueza financiera privada.
Según datos de Boston Consulting Group, la región Asia-Pacífico, sin Japón, probablemente acumulará un tercio de la riqueza mundial para 2019. En concreto, Oliver Wyman prevé que los activos bajo gestión denominados en renminbi se multipliquen por seis, desde los cuatro billones de dólares de 2013 hasta los 24 billones en 2020.
Así la licencia WFOE, a la espera de que se adopten nuevas normas a final de año, "proporciona a los gestores internacionales una mayor flexibilidad para operar en China, al eliminar la necesidad de establecer joint ventures", en palabras de Moody’s. Por tanto, la agencia considera que es positiva para el crédito tanto de Fidelity como de Aberdeen, "porque van a registrar incrementos en sus activos bajo gestión y sus ingresos por tarifas si ejecutan con éxito sus estrategias en el país".
Son buenas noticias también para otras gestoras, pues aumentan sus posibilidades de hacerse con "permisos" semejantes, como HSBC Global Asset Management e Invesco, que ya tienen acceso al capital de los inversores chinos a través de sus filiales con empresas locales.
En particular, destacan estos expertos, las firmas británicas "están en una posición fuerte para beneficiarse de la flexibilización gradual de los flujos de capital en China, debido a los considerables esfuerzos hechos por el Gobierno de Reino Unido para hacer de Londres un centro para el capital inversor del gigante asiático y el trading de renminbi".