Parece que la presión de Donald Trump hacia las empresas estadounidenses con producción en el exterior para que todo sea “made in USA” está surtiendo efecto. De momento, ya hay cuatro de las grandes multinacionales que han hecho pública su intención de trasladar o mantener su producción en Estados Unidos en vez de hacerlo en […]
Dirigentes Digital
| 05 ene 2017
Parece que la presión de Donald Trump hacia las empresas estadounidenses con producción en el exterior para que todo sea “made in USA” está surtiendo efecto. De momento, ya hay cuatro de las grandes multinacionales que han hecho pública su intención de trasladar o mantener su producción en Estados Unidos en vez de hacerlo en el exterior, siguiendo así las propuestas del presidente electo. Trump ya se jacta de estar protegiendo los intereses de los trabajadores. Pero para los expertos esta no es la mejor estrategia a seguir para crear puestos de trabajo en Estados Unidos. Según la web estadounidense statista.com los trabajadores a tiempo completo en el país se aproximaban a los 124 millones en noviembre de 2016. Y la tasa de desempleo en Estados Unidos ese mismo mes, según cifras publicadas por el Gobierno, se situaba en el 4,6%, la más baja en 9 años. “Mantener unos 1.000 empleos esporádicos en un lugar en concreto en el país no es un buen modelo para crear puestos de trabajo”, decía al canal CNBC Robert Shapiro, ex subsecretario de Comercio para Asuntos Económicos en la época del presidente Bill Clinton, haciendo referencia a la política en materia de empleo que quiere lleva a cabo Donald Trump cuando llegue al poder. El ex republicano Eric Cantor añadía que “Trump sabe que no puede tener discusiones con cada una de las compañías con problemas en los Estados Unidos para convencerles de mantener los empleos en el país”. La última en acoplarse ha sido la multinacional automovilística Ford, que ha comunicado que construirá un planta de producción en territorio estadounidense en vez de en México, como tenía previsto. El director ejecutivo de la compañía, Mark Fields, ha anunciado que Ford invertirá 700 millones de dólares (665 millones de euros) en una fábrica en Michigan para “dar un voto de confianza al entorno de negocios que promueve Donald Trump”. “No tenemos un trato con Trump, solo hacemos lo que es correcto para nuestro negocio”, decía Fields a la cadena CNN. Con esta decisión se crearán 700 nuevos empleos en la zona. El grupo de telecomunicaciones Sprint también comunicaba que va a crear 5.000 empleos en el país. Donald Trump lo hacía público ante los periodistas a finales de 2016 tras una conversación telefónica con los directivos de la compañía. Sprint, que tenía 30.000 empleados a fines del año pasado, dijo que los nuevos empleos se crearían principalmente en los departamentos de ventas y agentes de call center que ahora están siendo administrados por vendedores en el extranjero. De esta manera la compañía de telecomunicaciones tendrá a todos sus trabajadores en Estados Unidos. A esto hay que sumar la promesa del grupo japonés SoftBank que controla la mayoría de Sprint, de invertir 50.000 millones de dólares (47.465 millones de euros) en Estados Unidos y crear 50.000 nuevos puestos de trabajo. Su director ejecutivo, Masayoshi Son, se lo comunicaba directamente a Donald Trump en una reunión que ambos mantuvieron en la Trump Tower de Nueva York. Por su parte, la compañía estadounidense de satélites OneWeb creará 3.000 empleos en el país en los próximos 4 años. Así lo anunciaban sus directivos a mediados de diciembre. Tras recibir una inversión de 1.200 millones (1.140 millones de euros), sobre todo de SoftBank, comunicaban que usarían esos fondos para producir satélites de bajo costo en una nueva planta que construirán en Florida. La primera empresa que tras la elección de Donald Trump, y gracias a las conversaciones sus directivos que tuvieron con el presidente electo, decidió trasladar su planta de México a Estados Unidos fue Carrier. La compañía de aire acondicionado mantendrá abierta su fábrica en Indianápolis manteniendo así 1.100 puestos de trabajo en el país. La mayoría de esos empleos iban a ser eliminados y trasladados a un planta en México. Esta decisión se tomaba después de llegar a un acuerdo para recibir unos incentivos de 7 millones de dólares (6,6 millones de euros) y prometer una inversión de 16 millones (15,2 millones de euros) más en la planta de Indianápolis. Amenazas de Trump Durante la campaña electoral Donald Trump insistió en que “restituiría los empleos de empresas estadounidenses al país” devolviendo las producciones y fábricas a Estados Unidos. Además Trump amenazó en repetidas ocasiones a esas compañías con imponerles tasas si no lo hacían así. La última empresa que ha sido blanco de estas advertencias es el fabricante de vehículos General Motors. Así lo ha hecho en su cuenta de Twitter: “General Motors está enviando el modelo de fabricación mexicana del Chevy Cruze a concesionarios en Estados Unidos libre de impuestos por cruzar frontera. Fabríquenlo en Estados Unidos o paguen un alto impuesto transfronterizo”, tuiteó Trump. La compañía de automóviles aseguraba en un comunicado que todos los modelos sedán del Chevrolet Cruze que se venden en Estados Unidos son fabricados en el estado de Ohio y confirmaba que el único modelo que se hace en México es un modelo para el mercado global, el Hatchback, del que se venden muy pocas unidades en Estados Unidos. Otras multinacionales en el punto de mira de Trump por tener sus producciones en el exterior son las tecnológicas Amazon o Apple.