Escribo esta nota tras conocer ayer que los inventarios de crudo han vuelto a subir en Estados Unidos: un aumento de 8,4 millones de barriles en la semana, casi dos veces la cifra prevista por el mercado. Y un nuevo récord, tras varias semanas de récord consecutivos. Pero es que también han repuntado más de […]
Dirigentes Digital
| 23 sep 2015
Escribo esta nota tras conocer ayer que los inventarios de crudo han vuelto a subir en Estados Unidos: un aumento de 8,4 millones de barriles en la semana, casi dos veces la cifra prevista por el mercado. Y un nuevo récord, tras varias semanas de récord consecutivos. Pero es que también han repuntado más de lo previsto los inventarios semanales de gasolina, en 3,5 millones desde los 1,5 millones previstos. En este último caso, alcanzando los niveles más elevados desde 2010.
No, los precios del crudo no han retrocedido ante estos datos. Quizás porque ya están muy bajos y los han descontado. Tal vez, porque en este momento se sigue especulando con una decisión de urgencia de algunos productores (OPEP y otros) para reducir la oferta. La elevada oferta y las dudas sobre la demanda están detrás de la caída de los precios en los últimos meses; la especulación sobre la limitación adicional para acumular inventarios estaría detrás de su derrumbe adicional desde principios de año. Aunque, lo cierto es que el exceso de capacidad cada vez es más limitado y la prima de riesgo en el precio del crudo es casi nula. Naturalmente, nada va a pasar a corto plazo que afecte a la oferta. Pero, de cualquier forma, los precios dan una probabilidad cero a que este supuesto se materialice. ¿Tiene sentido?
Hay una regla en el mercado de crudo que hasta el momento no se ha cumplido. Me refiero a que los precios a la baja sirven para equilibrar la oferta a la demanda. Salvo que la discrepancia entre oferta y demanda sea creciente, presionando a una caída que por el momento parece ininterrumpida en los precios. Veremos.
La otra regla es que, en términos globales, la caída de los precios del crudo tiene un impacto neutral. O incluso positivo, considerando el mayor peso económico (gasto) de los países importadores frente a los exportadores. Pero, lo cierto es que esto tampoco se cumple hasta el momento. Por ejemplo, obviar la tensión conjunta (el mercado no está para discriminar) en los flujos de capital sobre las economías emergentes, importadores y exportadores, sería sin duda un error. Incertidumbre económica mundial, riesgos de deflación y al final un mayor deterioro en las condiciones financieras a nivel mundial. Sinceramente, ante un escenario de este tipo la mayor capacidad de gasto que ofrece a los países importadores un precio del crudo más bajo no compensa. Y esto sin mencionar el daño que puede hacer en la infraestructura de producción a medio plazo. Pero, claro, esto último es una amenaza demasiado lejana para ser considerada ahora.
José Luis Martínez Campuzano es estratega de Citi en España.