El Banco de España (BdE) ha publicado su informe de previsiones de crecimiento en Latinoamérica, en el que augura un avance conjunto del 1,2% para 2017, lo que contrasta con el -0,7% estimado para 2016. El buen comportamiento de las principales economías durante el último trimestre del ejercicio, junto a la reducción de las tensiones […]
Dirigentes Digital
| 21 abr 2017
El Banco de España (BdE) ha publicado su informe de previsiones de crecimiento en Latinoamérica, en el que augura un avance conjunto del 1,2% para 2017, lo que contrasta con el -0,7% estimado para 2016. El buen comportamiento de las principales economías durante el último trimestre del ejercicio, junto a la reducción de las tensiones financieras internacionales han impulsado al alza las expectativas. En concreto, la entidad supervisora ha mantenido todas sus previsiones a excepción de las de Brasil, México, Chile, Colombia y Perú, que se han reducido respecto al pasado mes de octubre. Entre los factores que podrían hacer peligrar la recuperación destacan: un endurecimiento brusco de las condiciones financieras globales, fruto de una rápida normalización de la política monetaria por parte de la Reserva Federal, un eventual desequilibrio de la economía china, epicentro de los emergentes, y los procesos electorales previstos para 2017 (Argentina, Chile, Bolivia). Los numerosos casos de corrupción y la falta de consolidación fiscal son añadidos a la incertidumbre de cara al futuro. Por países, el foco está puesto en México y Brasil. La región fronteriza con Estados Unidos sufrió un fuerte impacto tras las elecciones del pasado mes de noviembre. En concreto, el peso mexicano se deprecio en cuatro días un 11%, alcanzando su mínimo histórico el pasado 19 de enero. Además, la caída en el precio del crudo tuvo efectos muy negativos sobre la delicada situación financiera de la petrolera estatal PEMEX. La tasa de crecimiento interanual del pasado ejercicio reflejó la incertidumbre en torno al país, con un descenso del 2,4% al 2,2%, sostenida por el buen comportamiento del consumo privado durante el cuarto trimestre del año. Sin embargo, México logro reducir su déficit comercial en tres décimas respecto a 2015 (2,6% del PIB), y la caída en el valor de su divisa podría ayudar a corregir aún más los desequilibrios con el exterior. Otro foco de tensión en el país es el endurecimiento de las políticas monetarias que inició en julio, para contrarrestar la caída del peso, el elevado déficit corriente y la percepción de riesgo tras la victoria de Donald Trump. El banco central llevó a cabo hasta tres subidas de 50 puntos básicos y una de 25 en su tipo de interés oficial durante los últimos seis meses, hasta situarlo en el 6,5%. Todo esto ha llevado a que el BdE situé las perspectivas de crecimiento para México en el 1,7%, frente al 2,3% registrado en 2016. Por otro lado, el PIB de Brásil cerró 2016 en el -3,6%. La evolución de su actividad fue muy negativa en el cuarto trimestre, con una contracción intertrimestral del -0,9%, sumando ya ocho trimestres consecutivos a la baja. La ralentización estuvo motivada por el mal comportamiento de las exportaciones, la debilidad del consumo interno y de la inversión. A pesar del ajuste en la balanza comercial, con una reducción del déficit corriente del 3,3% al 1,3%, el mal comportamiento de la economía ha reducido las expectativas hasta un ligero crecimiento del 0,5% en 2017. En sentido contrario, Brasil logró situar su inflación dentro del marco objetivo, en el 4,6%, y con perspectivas a que se reduzca hasta el 4,3% durante 2017. La normalización de la política monetaria también es una buena noticia. Tras la aprobación de la enmienda constitucional que limita el crecimiento del gasto público, desde octubre se inicio un ciclo de recortes del tipo de interés oficial de hasta 300 puntos básicos, hasta el 11,25%. Además, se está tramitando actualmente en el Congreso la reforma de las pensiones, cuya aprobación se espera a lo largo de 2017.