Abre sus puertas en la calle Barbieri Le Cocó, un nuevo restobar que llega al barrio de Chueca de la mano del empresario Esteban Arnáiz, quien ha formado parte de otros proyectos de éxito en la capital como Cien LLaves o Bon Vivant & Co. Un espacio a la medida de la zona con una […]
Dirigentes Digital
| 15 nov 2014
Abre sus puertas en la calle Barbieri Le Cocó, un nuevo restobar que llega al barrio de Chueca de la mano del empresario Esteban Arnáiz, quien ha formado parte de otros proyectos de éxito en la capital como Cien LLaves o Bon Vivant & Co.
Un espacio a la medida de la zona con una completa oferta para cubrir todos los momentos del día, todos los días de la semana: desayunos a primera hora de la mañana, copas a la salida del trabajo y, tanto a mediodía como por la noche, una oferta culinaria de carácter cosmopolita y precios comedidos.
El chef Juan Rioja protagoniza al completo por los productos de la dieta mediterránea. Se comprueba en los platos pensados para ‘abrir el apetito’, como el huevo poché con crema de patata ahumada y bacon crujiente, o la tempura de gambas con ali oli. En los segundos, el pollo de corral en pepitoria, la anguila Kabayaki, el magret de pato con chutney de piña o la lasaña de toro son algunas de las apuestas seguras de la casa, que también hará las delicias de los más golosos con su extenso catálogo de postres y tartas caseras, como la Tarta de la Abuela, que en realidad, como su nombre indica está elaborada por la suegra de uno de los socios.
En la carta de vinos una veintena de etiquetas seleccionadas por Esteban Arnáiz, quien aprovechando su experiencia como sumiller, ha creado una bodega con representación de todas las denominaciones españolas y una inmejorable relación calidad-precio. De las copas se ocupa el barman Doru Timocke, que cada noche se incorpora a la barra del restaurante para servir los mejores y más creativos cócteles.
Del espacio decir que se combinan a partes iguales elementos rústicos (paredes blancas encaladas, mesas comunales de madera y plantas naturales) e industriales (sillas Tolix y lámparas de metal). La luz, procedente de los amplios ventanales de la calle, terminan por imprimir vitalidad y calidez al espacio, que en su planta baja guarda un segundo salón abovedado, muy recomendable para reuniones privadas y celebraciones de eventos.
Todo ello con el valor añadido de un personal de sala amable y entregado, y un horario ininterrumpido como conviene a la actividad turística y comercial de la zona.