En concreto, los expertos se centran en el mercado estadounidense de deuda corporativa, precisamente uno de los más líquidos del mundo. Según datos de Barclays, el mercado de high yield y de investment grade de deuda corporativa estadounidense ha registrado un crecimiento exponencial en los últimos cinco años. En concreto, el investment grade ha crecido […]
Dirigentes Digital
| 22 ene 2016
En concreto, los expertos se centran en el mercado estadounidense de deuda corporativa, precisamente uno de los más líquidos del mundo. Según datos de Barclays, el mercado de high yield y de investment grade de deuda corporativa estadounidense ha registrado un crecimiento exponencial en los últimos cinco años. En concreto, el investment grade ha crecido un 111% hasta alcanzar más de 5,4 billones de dólares, mientras que el high yield ha crecido un 70% hasta los 1,2 billones de dólares. "Con este crecimiento exponencial, es de suponer que la liquidez es amplia", indica Evan Moskovic, analista de la firma.
Sin embargo, el experto explica que en el mercado secundario, donde se compran y venden estos activos, "aunque el volumen absoluto de bonos ha aumentado, la capacidad y el costo para realizar transacciones se ha vuelto más difícil".
Para Moskovic, el principal problema radica en la liquidez que hasta ahora estaba sustentada en los grandes bancos de inversión. "Ellos han ejercido durante mucho tiempo como proveedores de liquidez de bonos corporativos, pero las nuevas regulaciones bancarias diseñadas para proteger a los mercados financieros han dado lugar a un incremento en los costes de capital de estas empresas, que a su vez ha afectado sustancialmente a sus actividades como creadores de mercado", explica.
De hecho, y según datos de Deutsche Bank, la tenencia de estos bonos ha caído en un 80% desde 2007, a pesar del meteórico crecimiento en las emisiones de bonos corporativos. El problema es que, sin el uso de sus balances, los compradores y vendedores deben utilizar brokers y plataformas electrónicas para encontrar a su vez nuevos compradores y vendedores. Un escenario que, según los expertos, anticipa para los inversores en bonos una mayor volatilidad en la fijación de precios, además de un incremento de gastos y plazos de ejecución mayores.