Tras proclamarse con todo derecho la gran sorpresa del proceso electoral, la candidata socialista
Marina Silva, que lucha por la presidencia en sustitución del candidato anterior, Eduardo Campos, fallecido en un reciente accidente de helicóptero, ha perdido fuelle en los días previos a la votación de este domingo 5 de octubre.
Silva, quien ya concurriera a las elecciones de 2010 donde no alcanzó la segunda vuelta, llegó a liderar las encuestas siempre para el supuesto de un segundo turno en el que se enfretará a la actual mandataria y candidata del Partido de los Trabajadores (PT), Dilma Rousseff, quien por su lado busca la reelección.
Según el último sondeo realizado por la encuestadora CNT/MDA, el candidato del Partido de la Socialdemocracia Brasileña (PSDB), Aécio Néves, que era el tercer favorito de los brasileños, alcanzaría ahora la segunda vuelta junto a Rousseff.
Así, el aspirante del PSDB llega al primer turno de votaciones con el 24% de los votos mientras que Silva pasa de la segunda a la tercera posición con el 21,4% de los mismos.
Rousseff, quien había visto cómo los escándalos de corrupción en el seno de su partido y las
empresas estatales, sobre todo en la petrolera Petrobras, habían mermado la confianza de los brasileños en su gestión, ha conseguido recuperarse de la presión de los opositores, concentrando ahora el 40,6% de la intención de voto.
La fuerza de Silva, gran favorita del mercado, se ha deteriorado tras los últimos debates televisivos que estuvieron marcados por el cruce de acusaciones entre candidatos y la ausencia de propuestas reales para resolver los problemas y satisfacer las necesidades del pueblo brasileño.
Pese a que la bolsa cayera y el dólar llegara a niveles de subida que no se veían desde 2008 días después de conocerse el vuelco de las encuestas que devolvían la victoria a Rousseff en una segunda vuelta, los datos arrojan que los brasileños votarán sin prestar mucha atención al parqué bursátil.
Lo que es prácticamente seguro es que aún se tendrá que esperar al día 26 de octubre de la segunda vuelta para tener nuevo,o reelecto en el caso de Rousseff, mandatario en la sexta economía del planeta.
Hasta la mencionada fecha no se conocerá cómo se comportarán los mercados ni el dólar, ni, tampoco el gran fantasma de la economía brasileña, la inflación, que, según algunos analistas, volvería a subir si la presidencia no rota a otro partido distinto al gobernante PT.
En una atmósfera de incertidumbre, los más de mil voluntarios de mesa electoral colocan ya las urnas electrónicas para los más de 142 millones llamados a votar mañana, quienes comenzarán a vislumbrar el futuro de Brasil.