El comercio mundial recuperó el pulso en 2017 y creció un 3,7% tras caer en 2016. La tendencia positiva registrada el año pasado se prolongará en el primer trimestre de 2018 y continuará haciéndolo en los meses siguientes, según las últimas previsiones de la Organización Mundial del Comercio (OMC). En España, las exportaciones crecieron un […]
Dirigentes Digital
| 08 mar 2018
El comercio mundial recuperó el pulso en 2017 y creció un 3,7% tras caer en 2016. La tendencia positiva registrada el año pasado se prolongará en el primer trimestre de 2018 y continuará haciéndolo en los meses siguientes, según las últimas previsiones de la Organización Mundial del Comercio (OMC). En España, las exportaciones crecieron un 8,7% en 2017 –nueva cifra récord– gracias al dinamismo del comercio internacional. A pesar de los buenos indicadores a nivel global y doméstico, en el horizonte se advierten retos que podrían comprometer esta tendencia. Los expertos en Trade Finance de Deutsche Bank, reconocido como el mejor banco en Trade Finance por Euromoney por tercer año consecutivo, apuntan a cinco temas a los que se enfrentará el intercambio global de bienes y servicios:
2017 fue un año excepcional para el comercio mundial, aupado por una política monetaria expansiva en EEUU y Europa. En 2018, no obstante, se prevé un endurecimiento de las directrices de los bancos centrales. “Anticipamos que la Reserva Federal en EEUU continuará subiendo los tipos de interés a lo largo de 2018 y que el Banco Central Europeo acelerará la normalización de su política monetaria e iniciará la retirada progresiva de su programa de estímulos. Estos ajustes podrían provocar variaciones en los precios y los tipos de cambio, lo que a su vez alteraría la dinámica actual del comercio mundial”, explica José Antonio Morilla, responsable de Global Transaction Banking (GTB) y de Trade Finance de Deutsche Bank para España y Portugal, el área del banco especializada en soluciones para la operativa de comercio internacional.
La retórica proteccionista del Gobierno de Estados Unidos ha pasado a la acción en 2018 con la imposición de un arancel especial sobre las importaciones de paneles y células solares. Washington ya ha avanzado que estudia imponer de manera inminente nuevas medidas, como la instauración de un arancel al acero y aluminio importado, y amenaza con retirarse del Tratado de Libre Comercio de América del Norte si no se renegocian los términos. “Aunque es muy pronto para hablar de una guerra comercial, existe el riesgo de que las tensiones aumenten en los próximos meses entre EEUU y sus socios comerciales a medida que el Gobierno estadounidense tome decisiones acerca de otros temas comerciales”, indica Morilla.
Los expertos consideran que el incremento regulatorio en torno a la operativa del comercio internacional, particularmente para las pymes y los mercados en vías de desarrollo, podría suponer un freno a la actividad. “Todos estamos de acuerdo en que es vital cumplir con las normativas vigentes y acatar los más altos estándares éticos, pero existe una preocupación real entre los profesionales que se dedican a la operativa del comercio internacional sobre la complejidad y los costes asociados a los controles regulatorios”, señala Morilla.
El desarrollo tecnológico es un gran aliado del comercio exterior, pero también plantea una serie de retos para gobiernos y reguladores. “El e-commerce alberga un inmenso potencial en términos de crecimiento y desarrollo, pero la ausencia de una regulación que se aplique a nivel mundial y que proteja y regule por igual la actividad de todas las partes involucradas podría limitar su evolución”, explica Morilla. En este sentido, el ascenso del comercio digital deberá venir acompañado de medidas y acciones multilaterales que aseguren su correcto funcionamiento, indican los expertos.
El comercio mundial implica el intercambio de bienes y servicios entre países con distintas culturas y modelos de gobierno. Por ello, su evolución se ve afectada por las inevitables tensiones en el tablero geopolítico. El nuevo rol de Estados Unidos en el mundo, la tensión en la península coreana, el conflicto en Siria, el ciberterrorismo o la relación entre Rusia y EEUU son algunos de los focos de tensión en el mundo. Asimismo, factores como el calentamiento global, los desastres naturales y la pérdida de la biodiversidad también son percibidos como elementos que podrían poner en riesgo la buena marcha del comercio mundial.