El mercado ya descuenta el programa de estímulos del a través de la compra de bonos soberanos. La primera reunión de 2015, que se celebrará el próximo 22 de enero, está generando una expectación máxima para que se anuncie el quantitative easing al estilo de la FED.
Algunos miembros del organismo ya están dando señales que la decisión se podría tomar más pronto que tarde. El vicepresidente del Banco Central Europeo, Vitor Constancio, advirtió que dijo la tasa de inflación de la Eurozona fuese negativa en los próximos meses, una manera de justificar el riesgo de una subida de precios a medio plazo por una política expansiva.
Los mensajes son directos para el Bundesbank que se opone a esta medida. Los bancos centrales tienen que tener en cuenta que la caída del petróleo está mostrando un escenario engañoso en el corto plazo.
Luc Coene, gobernador del Banco Central de Bélgica y miembro del Consejo de Gobierno del BCE, ha sido más claro al decir que la autoridad monetaria ha esperado demasiado tiempo para comprar bonos. Para Coene debe ser una herramienta muy útil en estos momentos. El BCE ha subestimado los efectos deflacionarios, afirma el banquero.
El Bundesbank mantiene su oposición a que el BCE comience a comprar deuda soberana por el miedo a la inflación a largo plazo y porque podría provocar que los países perdieran el esfuerzo fiscal que están realizando para reducir su deuda.
Esta semana se ha sabido que BCE estudian exigir a los bancos centrales de los países con dificultades económicas que realicen provisiones para cubrir las pérdidas potenciales de la compra de deuda, para que Alemania apoye la compra de bonos.