El alto coste del Solvaldi no sólo es un problema en España, también en Estados Unidos donde la reina la sanidad privada. Las aseguradoras y farmacéuticas no están dispuestas a seguir pagando 1.000 dólares al día por el tratamiento para un enfermo de hepatitis C. Gilead, la compañía fabricante del medicamento, que adquirió la patente por 11.000 dólares y hoy obtienen casi 10.000 millones en ingresos por él, ha dicho que tendrá que vender más barato el Sovaldi por la presión del sector.
La aparición de un nuevo fármaco, Vikera Pak, lanzado por Abbvie al mercado el año pasado, ha permitido a las aseguradoras presionar a Gilead para que baje el precio. La compañía ha admitido que tendrá que aplicar un descuento entre el 20 y 30% para mantener su ritmo de ventas, después de presentar unos espectaculares resultados. La reacción de los mercados no se hizo esperar con caídas en sus acciones del 10%. Ayer al cierre de la sesión en Wall Street se dejó un 8% en 98,43 dólares.
Y eso que Gilead había informado que había cuadriplicado su beneficio hasta los 13.314 millones de dólares productos antivirales, duplicando la cifra de negocio hasta los 22.800 millones de dólares. Las ventas del Sovaldi ha supuesto unos ingresos de 10.283 millones de dólares, aproximadamente el 10% de las ventas se ha realizado en Europa.
La presión de los inversores pese a los excelentes resultados solo es una muestra más de como el sector sanitario está expuesto a la leyes del mercado y que las necesidades de miles de personas no cuenta cuando hay miles de millones en juego. Una antigua directiva de la compañía verbalizó este riesgo en una reciente entrevista en televisión en la que explicó que para fijar el precio se tiene en cuenta cuánto va a financiar el Estado, el número de afectados y su renta per cápita, para descifrar cuánto se estaría dispuesto a pagar. De esta manera, se entiende porque un mismo tratamiento tiene un coste distinto en cada país.