El análisis del Instituto de Investigación de Flossbach von Storch sobre los ETFs compara el volumen negociado de tres índices de referencia -DAX, S&P 500 y FTSE 100- con el de sus tres respectivos ETFs de mayor volumen durante eventos clave en 2016 como el Brexit o la elección de Trump. Al comparar estos datos […]
Dirigentes Digital
| 24 jul 2017
El análisis del Instituto de Investigación de Flossbach von Storch sobre los ETFs compara el volumen negociado de tres índices de referencia -DAX, S&P 500 y FTSE 100- con el de sus tres respectivos ETFs de mayor volumen durante eventos clave en 2016 como el Brexit o la elección de Trump. Al comparar estos datos se observa que el ratio de los ETFs es significativamente superior a aquel de los índices que replican, el cual se mueve entre un 0,29% (FTSE 100) y un 0,88% (S&P 500). Es más, en los eventos seleccionados, también se observa un volumen de actividad superior en comparación tanto con su media histórica como con la actividad del índice subyacente. La inversión pasiva está de moda y los fondos cotizados o Exchange Traded Funds (ETFs) son el vehículo más popular dentro de este tipo de estrategias. Sólo hay que echar un vistazo a las estadísticas del mercado para comprobarlo. Actualmente, la oferta global de ETFs que replican índices de renta variable ronda los 4.700 fondos; los cuales suman un total aproximado de 3,4 billones de USD gestionados, y la tendencia sigue en aumento. Estos productos ofrecen una serie de propiedades muy atractivas para los inversores: costes reducidos, transparencia de precios, capacidad de posicionarse en una variedad de estrategias y situaciones de mercados, así como la negociabilidad constante del instrumento. Sin embargo, es justamente esta última característica, la negociabilidad, la que seduce a los inversores hacia una actitud más “activa” de la esperada para una inversión considerada pasiva. Según Floossbach von Storch, las estrategias de inversión pasiva están basadas en la idea que el inversor no es capaz de identificar y negociar con éxito oportunidades de arbitraje en títulos individuales y, por ende, debería comprar y mantener un índice para obtener beneficio. Sin embargo, muchos inversores pervierten la idea básica de la inversión pasiva como inversión a largo plazo al inflar, casi inconscientemente, el volumen negociado en los ETFs. Esta “hiperactividad” está motivada por la facilidad con la que las transacciones se pueden realizar a través de internet. Los autores del informe, además, comentan que una elevada liquidez ayuda a aumentar la eficiencia del mercado incorporando con celeridad información en la valoración de los activos. Sin embargo, en este punto del análisis es difícil distinguir unívocamente si nos encontramos ante un síntoma de actividad “inteligente” que sabe aprovechar el aumento de información disponible en el mercado o bien se trata de mero “ruido”6. Las primeras conclusiones en este campo indican que el inversor medio de ETF no tiene especialmente éxito en sus transacciones. Por este motivo, un aumento de la actividad no siempre favorece un buen resultado para la inversión. En este caso, se puede aplicar el consejo de Warren Buffett: “La actividad y el éxito no están correlacionados en bolsa”.