El escándalo de Volkswagen es el último capítulo de fraudes y delitos empresariales que asola Europa. Mientras los países del sur pecan por corrupción política, los más orientales sufren la carga de las tropelías corporativas que ocasionan millones y millones de pérdidas. El sello de la corrupción y de las malas prácticas empresariales se puede […]
Dirigentes Digital
| 26 nov 2015
El escándalo de Volkswagen es el último capítulo de fraudes y delitos empresariales que asola Europa. Mientras los países del sur pecan por corrupción política, los más orientales sufren la carga de las tropelías corporativas que ocasionan millones y millones de pérdidas.
El sello de la corrupción y de las malas prácticas empresariales se puede rastrear desde un rincón de Europa a otro.
Volkswagen / Las trampas de Volkswagen para esquivar los controles de emisiones contaminantes han vuelto a desempolvar los fantasmas de grandes escándalos corporativos de la magnitud de Enron o Lehman Brothers, capaces de hacer temblar a la economía mundial y arrasar a un sector industrial entero. La crisis del fabricante alemán, que se enfrenta a sanciones por encima de los 40.000 millones de euros, puede convertirse en la nueva crisis sistémica de Europa. Volkswagen produce uno de cada diez vehículos vendidos en el mundo y las sospechas se han trasladado a todo el sector automovilístico europeo. Solo en Alemania la industria contribuye con alrededor del 2,7% del PIB, siendo el mayor sector industrial del país y el más importante en el comercio exterior. La importancia es capital para una economía basada en las exportaciones de sus productos. La dependencia económica es tal que uno de cada cinco millones que exporta son vehículos y repuestos.
Un ejemplo de la importancia de la compañía en Alemania es Wolfsburgo, donde está la sede Volkswagen. Da empleo directo a 73.000 de los 120.000 habitantes de la ciudad, el paro es nulo, financia la universidad, dirige el mayor museo de la ciudad y es dueña del equipo local que compite en la Champions League.
Volkswagen ha golpeado los principios y valores germanos. No sólo por las consecuencias económicas que puedan producirse. Alemania es la referencia de medio mundo. Un modelo a seguir de economía sostenible, de estado del bienestar, de aplicar reformas y de venderse al mundo.
Deutsche Bank / La ‘marca Alemania’ transmite confianza, seriedad y tecnología avanzada. Todo una garantía de seguridad el poseer de productos ‘made in Germany’. Sin embargo, el listado de escándalos por empresas del país comienza a ser demasiado extenso. La insignia de la banca alemana, Deutsche Bank, el primer banco europeo por tamaño y uno de los más grandes del mundo, ha estado implicado en los principales casos de fraude desde que estalló la crisis financiera en 2008. La entidad fue una de las principales responsables de colocar activos tóxicos a bancos de todo el planeta, incluida a la banca de inversión estadounidense, con las titulizaciones de hipotecas subprime. A partir de aquí ha cometido todos los pecados capitales que puede hacer un banco: blanqueo de capitales, malversación, evasión fiscal, estafa, manipulación de mercados y ocultación de pérdidas.
El gigante bancario se ha enfrentado a multas millonarias en Estados Unidos y Europa, llegando a acumular más de 8.000 millones por sanciones. Se calcula que la entidad ha gastado parecida cantidad en el pago de abogados y gastos judiciales por las irregularidades y litigios en los que está envuelto. Las consecuencias las está pagando: despidos de 23.000 empleados, desfile de dirigentes por los sillones de responsabilidad y juzgados, y un daño a la imagen incuantificable, hasta el punto de ser señalado como el próximo banco que va desaparecer del mapa.
Puede leer el reportaje completo en la revista DIRIGENTES del mes de noviembre