No se puede negar que el crecimiento se ha desacelerado, por el momento, medio punto porcentual hasta el 7% anual, pero también, que, el consenso generalizado, es que más que ante un "aterrizaje forzoso", estaríamos ante un cambio de modelo para reequilibrar la economía e incrementar el peso del consumo, reduciendo los excesos de crédito […]
Dirigentes Digital
| 15 jul 2015
No se puede negar que el crecimiento se ha desacelerado, por el momento, medio punto porcentual hasta el 7% anual, pero también, que, el consenso generalizado, es que más que ante un "aterrizaje forzoso", estaríamos ante un cambio de modelo para reequilibrar la economía e incrementar el peso del consumo, reduciendo los excesos de crédito y la sobreinversión.
En lo que respecta al desplome de la renta variable del país, a las autoridades tampoco les ha temblado el pulso a la hora de intervenir para estabilizar los mercados y, de momento, ha tenido éxito. Es más, los expertos de Pictet destacan que "tras la corrección las valoraciones están en niveles más normales (alrededor de 15 veces beneficios previstos en acciones A y alrededor de diez en acciones H). Así que puede haber cierto valor en determinados blue chip. Ahora bien, aunque con el tiempo puede haber oportunidades atractivas, la corrección y volatilidad pueden persistir, dado el débil crecimiento económico e impulso de beneficios".
Y los apoyos no han hecho más que empezar, pues consideran que las actuaciones políticas van a continuar, "posiblemente de manera más positiva, verbalmente y con más flexibilización monetaria e incluso compra de acciones por agencias del gobierno o fondos de pensiones. Otras medidas pueden incluir reducciones de impuestos y aumento de gastos. En circunstancias extremas una devaluación de su moneda puede aumentar las exportaciones. En realidad, el efecto a largo plazo puede traducirse en rebote significativo del crecimiento económico".
De hecho, afirman que "en cualquier caso el riesgo de desaceleración del crecimiento económico en China y en emergentes sigue siendo pequeño. El consumo en estas economías está determinado por los cambios de los ingresos de los hogares más que su riqueza, en contraste con el mundo desarrollado, como Estados Unidos, donde los aumentos de riqueza tienden a aumentar la confianza, el gasto y el crecimiento económico".
Concretamente, indican desde Capital Economics, desde la perspectiva de Latinoamérica la cuestión de la economía china no es tanto que su tasa de crecimiento se desacelere, como el cambio en los "motores" del mismo: de la inversión y la industria pesada al gasto y los servicios de consumo.
Destacan estos analistas que la única razón por la que Estados Unidos sigue siendo la principal región de exportación para Latinoamérica se debe a México, pero en varios países, entre ellos, Brasil, Chile y Perú, China es ahora, con mucha diferencia, el socio comercial más importante.
"El rápido crecimiento de la industria pesada y del sector inmobiliario en la última década ha arrastrado enormes importaciones de productos industriales, en particular de hierro, pero también de cobre y acero", explican. La demanda, ante la desaceleración, que no aterrizaje forzoso de la economía, seguirá débil, pero la buena noticia, indican, "es que el cambio hacia el consumo va a crear nuevas fuentes de demanda de materias primas". Por ejemplo, el petróleo o las commodities agrícolas, así como otros metales como el zinc o el aluminio.
Así, aunque los exportadores de materiales empleados en la industria pesada y la construcción, Brasil y Perú son los principales, saldrán perdiendo; lo des petróleo y materias primas agrícolas se beneficiarán, es el caso de Colombia y Argentina, entre otros.