La noticia publicada por el diario USA Today afirma que Exxon Mobil llevó a cabo esos negocios entre 2003 y 2005, cuando Rex Tillerson era un alto ejecutivo del gigante del petróleo. En concreto en 2003 era vicepresidente senior, y desde marzo de 2004 presidente de la compañía. En esa época Estados Unidos tenía impuestas […]
Dirigentes Digital
| 12 ene 2017
La noticia publicada por el diario USA Today afirma que Exxon Mobil llevó a cabo esos negocios entre 2003 y 2005, cuando Rex Tillerson era un alto ejecutivo del gigante del petróleo. En concreto en 2003 era vicepresidente senior, y desde marzo de 2004 presidente de la compañía. En esa época Estados Unidos tenía impuestas sanciones contra Sudán, Siria e Irán al ser considerados patrocinadores del terrorismo. Y son precisamente estos 3 países con los que se establecieron las relaciones comerciales. La publicación hace referencia a documentos de la Comisión de Valores estadounidense (SEC) que indican que Exxon Mobil realizó estos negocios a través de la subsidiaria Infineum, con sede en Europa y de la que poseía una participación del 50%. Estos documentos de la SEC que han sido sacados a la luz por American Bridge, un grupo de investigación demócrata, muestran que Exxon Mobil poseía ingresos millonarios por ventas a estos países, en concreto por valor de 53,2 millones de dólares a Irán, 1,1 millones a Siria y 600.000 dólares a Sudán. La polémica está servida pero desde Exxon Mobil no se inmutan puesto que dicen no haber violado ninguna ley del país ya que Infineum es europea y en las transacciones comerciales no participó ningún ciudadano de Estados Unidos. “Estas son todas actividades legales que cumplen con las sanciones de aquel momento”. “Infineum tiene una gestión independiente que opera la entidad y no es estadounidense”, subrayó Alan Jeffries, portavoz de ExxonMobil para defenderse de las acusaciones. Pero ya han salido voces críticas sobre esos negocios oscuros. Entre ellos el senador demócrata por New Jersey, Bob Menendez, quien declaraba en un comunicado: “encontrar lagunas para hacer negocios lucrativos con adversarios geopolíticos, sin mostrar un claro respeto por los intereses nacionales de Estados Unidos, no es un currículum vitae para un posible diplomático en jefe”, haciendo referencia al próximo secretario de Estado Tillerson. 180 millones para Tillerson y otros negocios Desde el 1 de enero Rex Tillerson dejó sus funciones como CEO en la mayor petrolera del mundo para unirse al gabinete de Trump. Pero no se va con las manos vacías. Su cuenta corriente sumará unos 180 millones de dólares. Es la cantidad en efectivo que Tillerson recibirá como indemnización de Exxon Mobil. Según la compañía esto se hace para evitar el conflicto de intereses que supondría que un representante público estuviese vinculado financieramente con ellos. El próximo secretario de Estado posee más de 2 millones de acciones de Exxon Mobil, (precisamente equivalentes a 182 millones de dólares), que habría recibido en los próximos 10 años y que le corresponderían después de 42 años en la compañía. El acuerdo incluye una cláusula que obliga a Tillerson a desvincularse de por vida de la industria petrolera y gasista si desea recibir esa compensación íntegra. Si después de dejar el Gobierno trabajara con una empresa del sector, los fondos serían destinados a la beneficencia. Tillerson además renuncia a los más de 4.000 millones de dólares en bonos que recibiría en los próximos 3 años y a otros beneficios que le daba la compañía. El ex CEO ha confirmado que también va a vender sus más de 600.000 acciones que actualmente posee en Exxon Mobil tras ser elegido secretario de Estado. Las noticias en torno al que será uno de los altos cargos del gabinete Trump no cesan desde que el futuro presidente diera su nombre a mediados de diciembre de 2016. Según la filtración del diario alemán Süddeutsche Zeitung, Tillerson aparece como director de una empresa petrolera ruso-estadounidense en Las Bahamas. Los documentos explican que al menos ha dirigido dicha compañía desde 1998. Otra de las polémicas que rodean a Tillerson es su buena relación con Vladimir Putin, el presidente ruso, que incluso le condecoró con la “órden de la amistad rusa”. Una circunstancia especialmente sensible en un momento de tensiones entre Washington y Moscú por el informe de la inteligencia estadounidense que apunta a que Rusia interfirió en las elecciones presidenciales estadounidenses mediante ataques informáticos.