En una ceremonia celebrada en el Gran Palacio del Pueblo de Pekín, sede del Legislativo chino, representantes de la mayoría de los 57 países fundadores de la institución suscribieron el acuerdo que establece la normativa básica y el reparto inicial de las participaciones, que podría cambiar en caso de entrada de nuevos miembros en el […]
Dirigentes Digital
| 29 jun 2015
En una ceremonia celebrada en el Gran Palacio del Pueblo de Pekín, sede del Legislativo chino, representantes de la mayoría de los 57 países fundadores de la institución suscribieron el acuerdo que establece la normativa básica y el reparto inicial de las participaciones, que podría cambiar en caso de entrada de nuevos miembros en el futuro.
Según lo establecido, el capital inicial del banco será de 100.000 millones de dólares (alrededor de 90.100 millones de euros), y China será el principal accionista del BAII al aportar 29.780 millones de dólares (27.000 millones de euros aproximadamente), por delante de India, que invertirá 8.367 millones de dólares (7.600 millones de euros) y tendrá un 8,37 % de las acciones, y Rusia, con 6.536 millones de dólares (5.900 millones de euros) y un 6,53 %.
España ha sido uno de los países que ha firmado en Pekín su ingreso como miembro fundador del Banco Asiático de Inversión en Infraestructuras (BAII), una entidad financiera multilateral liderada por China. El director general de Análisis Macroeconómico y Economía Internacional del Ministerio de Economía y Competitividad, Jorge Dajani González, suscribió en nombre del Gobierno el estatuto de esta institución que tiene como mayor accionista a China.
Las dudas de Obama
Tras anunciar el proyecto a bombo y platillo a finales de 2014, China logró sumar al mismo a varios países occidentales, entre ellos Francia, Alemania, Reino Unido, España y Brasil, pero también a Estados Unidos y Japón. Washington había manifestado sus reservas sobre el BAII, preocupado por los estándares de gobernanza, falta de transparencia, la competencia con las organizaciones existentes, como el Banco Mundial, así como el riesgo de que Pekín utilice esta institución para sus propios fines geopolíticos y económicos.
Esta especie de "Plan Marshall chino" pretende convertirse en un contrapeso de las instituciones nacidas en Bretton Woods, como el Banco Mundial y el Fondo Monetario Internacional, en las que Estados Unidos ejerce una enorme influencia.
El Wall Street Journal afirmó recientemente que Pekín mantendría el control de la institución y podría utilizar, en tanto que principal contribuyente, un "derecho de veto" de facto en las principales decisiones. Las autoridades chinas lo negaron y algunas fuentes cercanas a la nueva institución, trataron de minimizar los temores suscitados por esta "minoría de bloqueo", arguyendo que los países no asiáticos podrían votar también en bloque, bloquear o influir en las decisiones del banco.