El país asiático que más crece es Myanmar, donde está completándose una transición democrática tras cinco décadas de dictadura militar, un 8,4% en 2015. Allí abrieron las bolsas, con apoyo japonés y seis empresas locales, donde encontramos una compañía de internet llamada Redlink Communications o gigantes del sector minorista como City Mart Holdings. El crecimiento […]
Dirigentes Digital
| 17 may 2016
El país asiático que más crece es Myanmar, donde está completándose una transición democrática tras cinco décadas de dictadura militar, un 8,4% en 2015. Allí abrieron las bolsas, con apoyo japonés y seis empresas locales, donde encontramos una compañía de internet llamada Redlink Communications o gigantes del sector minorista como City Mart Holdings. El crecimiento exponencial del país, y las reformas económicas puestas en marcha, ofrecen ahora importantes oportunidades de inversión. El magnate estadounidense George Soros ya tiene sus ojos puestos en este pequeño país del sudeste asiático. La industria agroalimentaria, o los bancos, están emergiendo como sectores estratégicos con un enorme potencial de desarrollo en Myanmar.
Es importante destacar, por otra parte, que solamente el pequeño reino de Brunei sufrió una recesión en 2015. Los demás países están creciendo a buen ritmo, incluido China, que sigue generando tantos empleos como cuando crecía al 10%. Durante 2015, China creció un 6,9%, y seguirá reduciendo su ritmo de crecimiento también en 2016. El sector servicios continúa incrementando su peso en proporción al PIB. Y el valor añadido bruto de las industrias más innovadoras, como por ejemplo la aeroespacial, está creciendo a tasas espectaculares del 26%.
China, no perdamos esta perspectiva, invierte fuera del país casi tanto como la inversión que recibe: en torno a 100.000 millones de dólares. Y los turistas chinos, además, se han gastado 200.000 millones de dólares solamente durante 2015. Donde unas puertas se cierran, porque los chinos están reduciendo su consumo de materias primas y sus inversiones en sectores industriales claramente sobredimensionados como el acero, otras oportunidades están abriéndose paso.
Las ventas minoristas mediante plataformas de comercio electrónico, sin ir más lejos, aumentaron el año pasado un 33%. Chile, cuyas exportaciones de cobre hacia el gigante asiático se han reducido un tercio desde máximos, ahora está exportando bienes con mucho más valor añadido como aguacates, salmones y otros productos agroalimentarios. China está quitándose grasa mientras potencia un consumo doméstico que aporta menos al crecimiento económico, cuantitativamente hablando, pero mejora la calidad del PIB. Destaca, entre otros muchos indicadores, que la renta disponible de las familias chinas volvió a incrementarse un 8% solamente durante 2015.
Reformas pendientes
China tiene ahora dos reformas económicas pendientes, de inmenso calado, sobre las cuales está trabajando. Por un lado, la reforma del sistema financiero para liberalizar las transacciones de capital y permitir el cambio sin restricciones del yuan. Y, por otra parte, una reforma del sector estatal que debe terminar con la situación privilegiada de los monopolios públicos introduciendo más competencia.
Li Keqiang, el primer ministro chino, sigue reiterando que la reforma del sector estatal será dolorosa para quienes viven en una situación de privilegio monopolístico. Habrá privatizaciones parciales, y se introducirá competencia, con lo que se busca producir más bienes a precios menos abusivos. Se reducirá el margen de los magnates del sector estatal, sin duda, pero esto debe suponer una mejora en bienestar social. Actualmente, las empresas estatales acaparan un 80% del crédito concedido pero sólo contribuyen a una quinta parte de los beneficios totales. En términos de empleo total, además, tampoco son estratégicas al aportar solamente un 17%.
Cuando se liberalice la balanza de capitales, también subirán los intereses sobre depósitos para evitar una fuga, y surgirán muchas otras alternativas atractivas con vistas a colocar eficientemente el ahorro. Esto significa que la dinámica perversa del banco público prestando dinero cautivo al sector estatal, más ineficiente cada vez, tiene los días contados.
Puede leer el reportaje completo en el especial 30 Aniversario de la revista DIRIGENTES, ya en su quiosco.