Aunque la idea es fundamental cuando se lanza un negocio, existen otros factores determinantes a la hora de que un proyecto crezca y salga adelante. Ad&law señala los tres elementos que no deben descuidar quienes se lancen a emprender si quieren que los inversores confíen en su negocio y apuesten por su proyecto. “Aunque cada […]
Dirigentes Digital
| 15 feb 2017
Aunque la idea es fundamental cuando se lanza un negocio, existen otros factores determinantes a la hora de que un proyecto crezca y salga adelante. Ad&law señala los tres elementos que no deben descuidar quienes se lancen a emprender si quieren que los inversores confíen en su negocio y apuesten por su proyecto. “Aunque cada inversor usa su propio método de valoración, en base a sus prioridades, existen tres variables que miden el estado de la compañía y, por tanto, son las primeras que se evalúan”, explican desde la firma. El primer elemento es el equipo que forma la empresa ya que constituye el eje sobre el que pivotará todo lo demás. Si una startup no tiene un buen equipo detrás, probablemente no funcione. Ante esto, Oliver von Schiller, socio de Ad&Law, advierte de que “no hemos de confundir tener un gran fundador, que ejerza de hombre orquesta, con tener un buen equipo. Hoy en día la competencia es muy alta en cualquier mercado por lo que todas las áreas deben ser atendidas de manera correcta con el personal adecuado”. Por otro lado, una de las cosas que más rechazo suele provocar a un inversor es que el fundador no esté dispuesto a dedicar el 100% de su tiempo al proyecto. Una idea que también suele aplicarse a otras personas claves como el director de tecnología (CTO) o el director de operaciones (COO). Desde la compañía recomiendan a los emprendedores que “si quieren captar un inversor le demuestren la exclusividad que dedican al proyecto”. Además, el equipo debe demostrar su motivación con el proyecto y, el fundador, su capacidad de liderazgo. También deben contar con la experiencia suficiente que les permita resolver situaciones imprevistas y realizar un correcto networking, tener la formación adecuada y ser capaces de aprender y adaptarse a los cambios que experimentará su empresa y, “por último, pero no menos importante, sentir buen feeling con el inversor ya que, previsiblemente, trabajarán juntos varios años”, detalla Oliver von Schiller. La segunda cuestión en la que habitualmente se fijan los inversores es en el estado actual del negocio y su capacidad de crecimiento. Desde Ad&Law, recomiendan entrar en un negocio que ya tenga cierto nivel de ventas o tracción ya que “si se percibe que el negocio tiene potencial real, más fácil será atraer la inversión”. Por ejemplo, al contrario de lo que piensan muchos emprendedores, la existencia de competidores significa que la idea es buena y que no nos hemos equivocado de sector, aunque sí que hay que tener claro qué estrategia competitiva seguir. Muchos buenos negocios se basan en copiar y adaptar un modelo de negocio ya existente a un nicho o mercado diferente, lo que permite que los inversores se decanten fácilmente por este tipo de negocio. Pero, si por el contrario, se piensa optar por un proyecto competitivo y diferencial, la empresa deberá demostrar que sus competidores tienen barreras que ellos ya han superado. Por último, el tercer elemento en el que debe fijarse un inversor es en la valoración de la empresa. Como cualquier otra cosa en la economía de mercado, las compañías valen lo que alguien esté dispuesto a pagar por ellas. No obstante, lo que para un inversor es una ganga, para otro puede ser una estafa. Ante esto, Oliver von Schiller recomienda a la hora de valorar el precio ofertado por la participación en una startup, fijarse especialmente en los siguientes aspectos: el precio de otras empresas alternativas, la rentabilidad esperada, analizar los posibles pasivos financieros, laborales o de otro tipo antes de entrar en la empresa, la diversificación de la cartera y las cláusulas del pacto de socios.