Coinciden los analistas al señalar que debemos despedirnos del petróleo a 100 dólares, unos lo harán con nostalgia (productores) y otros con alivio (importadores). Lo que no tienen tan claro es si hemos visto el suelo de los precios, hay quien no descarta que veamos los 20 dólares por barril, ni tampoco dónde logrará estabilizarse, […]
Dirigentes Digital
| 29 ene 2016
Coinciden los analistas al señalar que debemos despedirnos del petróleo a 100 dólares, unos lo harán con nostalgia (productores) y otros con alivio (importadores). Lo que no tienen tan claro es si hemos visto el suelo de los precios, hay quien no descarta que veamos los 20 dólares por barril, ni tampoco dónde logrará estabilizarse, con horquillas de valoración que van desde los 40 a los 45 dólares para finales de año. Si bien, en general, se espera (o desea) que los 30 dólares que se han llegado a perder sean respetados a partir de ahora…
El exceso de oferta y la incertidumbre que genera una demanda que no termina de ser lo suficientemente fuerte son los principales "culpables" (especialmente el primero) del hundimiento del crudo en los últimos meses, pero son las dudas sobre la capacidad para acumular inventarios las que han precipitado su caída en picado desde que comenzara 2016.
En este contexto, desde Citi llaman la atención sobre dos "reglas" del mercado de crudo que hasta ahora no se han cumplido. La primera, que los precios a la baja sirven para equilibrar la oferta y la demanda ("salvo que la discrepancia entre oferta y demanda sea creciente, presionando a una caída que por el momento parece ininterrumpida en los precios", matizan. Veremos. La segunda es que, en términos globales, la caída del petróleo tiene un impacto neutral, o incluso positivo, en la economía.
Ciertamente, en lo que respecta a este último extremo las posiciones de gestores y expertos están encontradas entre quienes ven el vaso medio lleno y los que lo ven medio vacío… Así, por ejemplo desde el broker estadounidense consideran que "obviar la tensión conjunta en los flujos de capital sobre las economías emergentes, importadores y exportadores, sería sin duda un error. Incertidumbre económica mundial, riesgos de deflación y al final un mayor deterioro en las condiciones financieras Sinceramente, ante un escenario de este tipo la mayor capacidad de gasto que ofrece a los países importadores un precio del crudo más bajo no compensa. Y esto sin mencionar el daño que puede hacer en la infraestructura de producción a medio plazo".
Es más, llaman la atención sobre el riesgo de hipotéticas ventas por parte de los fondos soberanos de estos países productores, que tanto han apoyado a los activos en los últimos años y que, de momento, sólo se están dejando sentir en las Bolsas, siendo, precisamente, donde la exposición sería menor. Pues, por ejemplo, las últimas cifras del Tesoro de Estados Unidos muestran como las posiciones en treasuries de los principales exportadores de crudo se han mantenido sin cambios (de momento), cerca de un trillón.
Ahora bien, otras voces, como la de Capital Economics, que apuestan por un crudo en 45 dólares a finales de año, creen que la estabilización de los precios en estos niveles bajos debería, "al menos, aliviar un poco" las preocupaciones sobre la salud de la economía mundial y sobre la presión a la baja en la inflación. Y es que, afirman, "seguimos esperando un largo período de bajos precios que impulsen el crecimiento mundial".
Es más, recuerdan que el gasto nominal de los hogares estadounidenses "en gasolina se ha reducido en 115.000 millones desde mediados de 2014. Es cierto que la inversión en otros bienes y servicios ha crecido en 670.000 millones en el mismo periodo, pero este incremento ni si quiera logra igualar los 715.000 millones de aumento en la renta disponible".