Una y otra vez el mercado da vueltas en torno al exceso de producción, las dudas sobre las perspectivas de la demanda en el futuro, al tiempo que se pregunta qué está pasando para que la propia sangría de los precios no propicie una rápida caída de la oferta que consiga, por su parte, impulsar […]
Dirigentes Digital
| 09 dic 2015
Una y otra vez el mercado da vueltas en torno al exceso de producción, las dudas sobre las perspectivas de la demanda en el futuro, al tiempo que se pregunta qué está pasando para que la propia sangría de los precios no propicie una rápida caída de la oferta que consiga, por su parte, impulsar las valoraciones.
Según los analistas de Citi, el nivel de precios de equilibrio, sin prima de riego, debe estar más cerca de los 40 dólares por barril que de los 30 o de los 50. Pero, los 30 suponen una prima de riesgo negativa y los 50 la menor prima de riesgo de la historia reciente. Describen lo que está pasando en el mercado del crudo como una "anomalía", y advierten de las distorsiones derivadas de factores tan diversos como el apoyo público de las energías renovables o el abarato de costes derivado del desarrollo tecnológico en las energías alternativas a la fósil.
La cuestión, en cualquier caso, señala su estratega en España, José Luis Martínez Campuzano, es "si es positivo o negativo que los precios del crudo se mantengan bajos durante un largo periodo de tiempo. ¿Mi opinión? Todos perdemos con ello. Y las Bolsas así lo consideran. Claro que se benefician a corto plazo los países importadores de energía. Más renta disponible para las familias, menores costes para las empresas. Pero, al mismo tiempo, más incertidumbre a futuro con respecto a la futura oferta energética. Y a corto plazo para las economías emergentes, uno de los principales riesgos en estos momentos. Además, sin olvidarnos de los riesgos de desinflación que se ven acentuados".
Así, los expertos de ANZ recuerda que el desplome de los precios supone una ganancia inesperada para consumidores e intermediarios: "La caída cercana al 30% en el crudo en lo que va de año supone un importante impulso deflacionario", añaden.
En este sentido, Capital Economics mantiene que este latigazo bajista derivado del "no-recorte" de la producción por parte de la Organización de Países Exportadores de Petróleo (OPEP), no es más que el eco de un capítulo más de la serie de disputas estratégicas que enfrentan a la regiones ricas, con Arabia Saudí a la cabeza, con las pobres, que no pueden hacer frente a un periodo prolongado de precios más bajos.
Para estos expertos "cualquier recuperación del petróleo dependerá de reducciones de la oferta fuera del cártel y de un fortalecimiento de la demanda". Sobre esta base, aunque rebajan sus previsiones para el año que viene hasta los 55 dólares por barril, desde los 60 previos, "seguimos esperando que los precios experimenten una recuperación parcial en 2016".
Así las cosas, explican que el desvanecimiento de las presiones deflacionarias por parte de las materias primas y de la fortaleza del dólar, la inflación estadounidense subirá por encima del objetivo del 2% de la Fed para mediados del próximo ejercicio. "En estas circunstancias, creemos que la autoridad monetaria abandonará su filosofía de repuntes de tipos graduales, empujándolos hasta cerca del 2% para finales de año y por encima del 3% para el cierre de 2017".
¿Veremos los 20 dólares por barril?
Misma estimación comparte Fitch, que apunta a los citados 55 dólares por barril para el próximo ejercicio y a los 65 para 2017. Ahora bien, la primera firma reconoce que los precios podrían caer aún más en el corto plazo. Destacan que los gastos del shale oil se pueden sostener hasta niveles de 20 dólares por barril, "en la práctica no esperamos que caigan hasta dicha zona, o al menos no por mucho tiempo", por tres razones.
En primer lugar, porque cualquier inversión en nueva producción, que ya está siendo recortada, seguramente se evaporaría. Además, porque, como decíamos al principio, los precios más bajos son parte de la solución a la débil demanda y deben, al mismo tiempo, suponer un impulso para la actividad económica mundial. Y, finalmente, porque los "vientos en contra" (fortaleza del dólar, sentimiento negativo en torno a China) deberían ir desapareciendo el próximo año.