Para los que buscan vivir una Semana Santa realmente pintoresca y diferente, Malta se plantea como una opción interesante. El archipiélago maltés, compuesto por Malta, Gozo y Comino, es conocido mundialmente por sus tradiciones católicas y la pasión con la que las viven, escenificando actos y procesiones que dejan maravillados tanto a turistas como a […]
Dirigentes Digital
| 16 mar 2018
Para los que buscan vivir una Semana Santa realmente pintoresca y diferente, Malta se plantea como una opción interesante. El archipiélago maltés, compuesto por Malta, Gozo y Comino, es conocido mundialmente por sus tradiciones católicas y la pasión con la que las viven, escenificando actos y procesiones que dejan maravillados tanto a turistas como a locales. Todo esto en un ambiente donde se entremezclan las celebraciones religiosas con otras opciones de esparcimiento para que tu estancia sea realmente auténtica y emocionante. Por eso, desde los más religiosos hasta los más aventureros, hasta los que buscan cultura o los que apuestan por la diversión, Malta es el destino que complace a todos los gustos en cualquier época del año y la Semana Santa no es la excepción. Este año será más especial aún porque La Valletta es Capital Europea de la Cultura 2018 y hay actividades muy especiales preparadas en toda la ciudad. Una de las ventajas de visitar el archipiélago maltés es que, en lo que se refiere a alternativas de viaje, hay un buen número de opciones para todos los gustos y todos los bolsillos, que varían en función del régimen de estancia. Así, para los que no dispongan de mucho tiempo, hay planes de 4 o 5 noches, tiempo suficiente para visitar los lugares más emblemáticos de Malta, incluyendo las fantásticas islas de Gozo y Comino, y la enigmática Valletta. Una oportunidad única para desconectar y relajarte. En cambio para aquellos con espíritu aventurero lo ideal es hacer rutas como las que vivieron los caballeros de la Orden de Malta- por lugares como Mdina, Rabat, Cospicua, Senglea y Vittoriosa, recorrer parajes naturales o escaparse un día para ir a bucear y conocer las bellezas monumentales escondidas en el fondo del mar. De cara a la Semana Santa las iglesias son, sin duda, su principal atractivo. Siendo el 95% de la población católica, no es de sorprender que Malta, en sus apenas 246 kilómetros de superficie, albergue 365 iglesias donde cada actividad y cada acto de esta festividad se vive con un fervor muy intenso que contagia todo el ambiente. Algunos de los epicentros de estas fiestas católicas –y que son una visita imprescindible—son Catedral de Mdina –también conocida como la Catedral de San Pablo—, la Concatedral de San Juan –donde se encuentra “La decapitación de San Juan”, la obra más importante del renombrado pintor italiano Caravaggio—y el Oratorio de Saint Dominic. El Viernes de Dolores los fieles inundan las calles en la procesión de La Piedad. El Jueves Santo es bastante pintoresco porque se realiza las “siete visitas”, que consiste en orar en siete templos distintos en un día. Ya el Viernes Santo las iglesias prescinden de toda la decoración y adquieren un tono más lúgubre (predomina el rojo) en conmemoración de la pasión y muerte de Cristo. Para la fiesta de la resurrección todo cambia radicalmente y la alegría desborda las calles mientras la figura de Jesucristo recorre las ciudades. Para degustar una buena comida, el día de Pascua es el momento ideal. En Malta es tradición que toda la familia se reúna con amigos y familiares para comer y entregarse los regalos. Los turistas aprovechan para disfrutar algunas delicias gastronómicas locales como el “figolla”, un bollo relleno de almendras recubierto de azúcar glas.